
PEDRO ANDRADES
Fernando Visedo es el arquitecto que ha realizado la rehabilitación de la Torre del Homenaje, y, en estos momentos, afronta la complicada recuperación de la Iglesia de la Villa, la Iglesia de la Encarnación. En una conversación con el blog Imagina Setenil, nos cuenta los detalles de una intervención poco conocida, poco explicada a los ciudadanos, y que ha generado polémica. “A Setenil le falta ser descubierto y entonces explotará”. Esto lo dice Fernando Visedo mientras miramos desde el Hotel Villa de Setenil esa postal increíble de Las Cabrerizas. Yo pienso que algún día también se acabará el aparcamiento y algo ayudará. Visedo hizo hace unos años, antes de comenzar sus trabajos aquí, un dibujo del pueblo que guarda su madre. Ahora le ha tocado dibujar la nueva silueta de uno de los pueblos más singulares de España, ese “asombroso reducto urbano, alianza inverosímil entre la arquitectura y la geología” que definió Caballero Bonald (Premio Cervantes). “El mejor arquitecto de Setenil es el Guadalporcún”, le digo, y asiente. Le pregunto a Fernando Visedo por sus maestros. Me interesa conocer sus afinidades para saber con qué actitud afronta la recuperación de la Iglesia. Habla de Le Corbusier y Mies van de Rohe, pero sobre todo del suizo Peter Zumthor, un ebanista del que la wikipedia destaca su pasión por el espacio y la luz, conceptos que repite una y otra vez en la conversación.
“A mí me gustan las ruinas”. Eso afirma Visedo cuando se le pregunta si preserva la antigüedad de la obra. Un criterio actual extendido en la restauración del patrimonio es la distinción entre lo viejo y lo nuevo, lo original y lo reconstruido. Acinipo es un claro ejemplo. Se diferencia el resto original de la intervención posterior. Visedo tiene en su curriculum una labor destacada de actuaciones en el patrimonio: la Casa Romana de Mérida, San Dionisio en Jerez, recuperación de Baelo Claudia, restauración de la Torre de Doña Blanca, y trabajos de cooperación para la Junta de Andalucía en Túnez y La Habana. El arquitecto afirma que quiere “pasar desapercibido”, pero que tiene que “resolver problemas técnicos”. “Cuando intervienes sobre la Iglesia, inevitablemente la cambias”. Visedo se encontró con dos retos “indiscutibles”: salvar la estructura y evitar las humedades que amenazaban el futuro de la construcción. Pone un ejemplo: si llueve y el agua cae hacia un campanario rectangular, la lluvia castiga el edificio porque no corre como si el campanario fuera redondo. “Los antiguos arquitectos han creado maravillas, pero a veces también construían mal”.
Tomó como modelo la Iglesia del Espíritu Santo de Ronda, antecedente de la Iglesia parroquial según las referencias históricas de Lorenzo Alonso de la Sierra y las restauraciones (o reconstrucciones) que ha sufrido el templo en el último siglo. Enrique Romero de Torres (1872-1956, hermano del famoso pintor y director del Museo de Bellas Artes de Córdoba) hizo un Catálogo patrimonial de Cádiz que recoge algunas fotos de la Iglesia de la Encarnación con un comentario demoledor: “Se renovó en tiempos modernos con pésimo gusto. Cuando la visitamos en 1908, hacía poco que habían pintado los muros y vidrieras del ábside, de azul, con estrellas doradas y otros caprichosos adornos de papel, que le daban un aspecto deporable”.





En los años sesenta (del siglo XX) se afrontó otra reforma que cambió el aspecto exterior del templo y cuya mayor aportación fue una portada muy del gusto de la época, útil como portería para los que allí aprendimos a jugar al fútbol pero que no marcará un hito en la historia del arte. El albañil que la ejecutó fue, que yo sepa, mi abuelo Rafael Parras. Esa es la Iglesia que todos recordamos, y que ha sido la menos significativa de un templo que se construyó sobre la antigua mezquita. “En esos años se hizo una transformación mayor que la mía, que es más suave”, añade.
El aspecto exterior lo determinaba el material utilizado en cada época. En aquellos años, el más habitual era la cal o el almagre, un pigmento que da apariencia entre el rojo y el ocre y que era una de las técnicas de decoración cromática más antiguas. Confiesa Visedo que le hubiera gustado darle un “envejecimiento prematuro” a la apariencia de la Iglesia, como hizo con la Torre. Finalmente asegura que ha buscado una tonalidad similar a la de los sillares y parecida a la del Espíritu Santo de Ronda. La tonalidad definitiva la dará el paso del tiempo. Y se muestra satisfecho de la alteración de las cubiertas porque, dice, preserva el edificio y no se ve desde la Villa. La portada quedará realzada y los muros principales de la nave (que se aprecian ahora desnudos) tapados porque su estado requiere de protección.
ANDAMIOS EN EL TEMPLO
Entrar en la iglesia y toparse con una hormigonera dentro siempre impresiona, porque uno está acostumbrado a verla con el fulgor de los acontecimientos familiares, en la intimidad religiosa, en el disfrute artístico o con el estruendo de la Semana Santa. No están las señoras rezando ni los turistas curiosos, sino andamios y materiales de construcción. Hay novedades importantes como el vano aparecido sobre la antigua iglesia mudéjar (para entendernos, sobre lo que era el reciente “zaguán” de entrada), que aporta una luz distinta al templo; también se distinguen las ventanas reales, mucho más elegantes que las anteriores, que eran el refugio más querido por las palomas; o unas pinturas murales mudéjares condenadas de nuevo a la oscuridad.







Reportaje fotográfico de Rafael Domínguez Cedeño.
El arquitecto dice que ha intentado “enchufar” lo que era la antigua Iglesia mudéjar con la construida tras la conquista cristiana y que nunca se llegó a terminar. Así lo explica Visedo: “Busco la armonía del espacio, darle un equilibrio a un edificio que primero fue mezquita, luego templo mudéjar… que el resultado no sea un catálogo de estilos. Estamos ante una iglesia inacabada y con períodos acumulados. Cuando nace la iglesia renacentista no está previsto su aborto y los muros son frágiles. ¿Qué hago? ¿Tiramos la nave mudéjar? No. Busco consolidar el enchufe entre los dos templos”.
A su juicio, el nuevo vano cenital aparecido “lo cambia todo” y es la razón por la que pintará de blanco las nervaduras de la bóveda de la Iglesia y las columnas laterales. Es consciente de la presión de la Hermandad de Los Blancos para que lo deje en piedra vista y alude al “hecho arquitectónico heredado”: “La bóveda se hizo con voluntad de relieve y eso ya lo aporta la nueva entrada de luz. Al pintar las nervaduras quiero atenuar ese efecto para lograr un equilibrio. La Iglesia no tiene que sobreactuar. La pintura que se utiliza es muy fácil de quitar si en una fase posterior se opta por lo contrario”. Y añade con un cierto énfasis: “Yo escucho”.

En cuanto a las pinturas mudéjares aparecidas (pintadas a finales del siglo XV o a comienzos del XVI, se ven dos escenas correspondientes a la «Crucifixión de Cristo» y al «Arcángel Gabriel con el demonio encadenado»), Visedo muestra su “enfado” porque se han destruido parte de los paños y recalca que su futuro es una decisión que compete a la Delegación de Cultura: “El arquitecto no decide. Una comisión de Patrimonio ha optado por taparlas para asegurar su protección y afrontar su restauración cuando sea posible la financiación”.



He visto con agrado la recuperación de la escalera de acceso al campanario. He paseado con un cierto vértigo por las mismas cubiertas en las corría inconscientemente de chico esquivando los excrementos. He subido con dificultad una escalera que me llevaba a las mismas campanas que tocaba cuando era monaguillo. He mirado absorto el maravilloso paisaje de las Jabonerías y de los Cortinales desde lo alto de la iglesia… y he pensado que un sitio tan singular, tan hermoso, no se termina de restaurar cuando terminen las obras (tal vez después del verano). Queda mucho por hacer para que la Iglesia, que es patrimonio de todos, sea sentida así por los ciudadanos, que tienen el derecho a conocer algo que ignoran: qué se está haciendo con su Iglesia parroquial. En este artículo extenso, he intentado ser didáctico y responder a algunas preguntas que yo mismo me hago. Quedan otras muchas de carácter técnico que no me competen. La respuesta de Visedo a la entrevista fue inmediata. “Es obligación mía explicar lo que hago con el patrimonio público”, dice. Cogedle la palabra. En comentarios privados que me hacen algunos vecinos se trasluce una cierta desazón porque la información está reservada a élites políticas o sociales, y que no hay una mayor divulgación de la decisiva obra que se está haciendo, muy importante para el patrimonio eclesiástico… y para todos, especialmente para el futuro del turismo en Setenil.
En este enlace podéis ver las respuestas del arquitecto a preguntas de los vecinos de Setenil.
Estos es un comentario
No hay nada mejor para someter a un pueblo que la falta de información y el analfabetismo. Que es lo que hacen con Setenil.
Analfabetismo no, pero la falta de información si. Solo dan información que a los políticos del ayuntamiento les combienen.
muy bien Pedro, muy muy bien
Gracias Juan
Yo simplemente me gustaría dar mi pequeña opinión, a mi punto de vista y como amente de la historia local, me gustaría que dejaran una serie de rastros por la Iglesia para poder dar explicaciones a futuras generaciones setenileñas y a quien le interese la historia, que todos/as sepan que debajo del blanco que se quedara al final de la obra ,existe una gran historia de nuestros antepasados, de hecho, yo, simplemente pensar que entro a la Iglesia Mayor y me la encuentro toda enlucida de blanco , solo pensarlo de verdad me pone enfermo, deberían dejar por ejemplo, los dibujos de interés que aparezcan al descubierto, deberían dejar al menos una pequeña referencia de los disparos del Ángel derecho, hechos en los inicios de la Guerra Civil por el bando Repúblicano, deberían y reitero dejar algunos restos de como era antes nuestra Iglesia para los historiadores y para las futura generaciones, mi pregunta es si se puede hacer, se que Fernando es uno de los más grandes arquitecto de la Comarca y por tal es a él al que me dirigo con estas letras, se puede hacer esta simple cosa para bien de todos/as. Un saludo.
Gracias Pedro, por acercar las palabras, ideas y decisiones de Fernando Visedo, en un proceso tan complejo como la Rehabilitación de la Iglesia de la Encarnación. Jesús López.
En primer lugar, agradecerte Pedro por tu artículo sobre la reforma de la iglesia. Creo si no me equivoco que es la única iniciativa pública y accesible a todos los setenileños de explicar el proyecto que están ejecutando en el principal edificio histórico-artístico de nuestro pueblo.
Lo primero que me ha llamado la atención es el hecho de hablar de “reforma de la iglesia”; en lugar de “restauración de la iglesia”. Por qué hay que reformar; por qué no vamos a los orígenes del edificio.
No entiendo por qué han cubierto los muros con un mortero beis en lugar de restaurar lo que había; menos aún comprendo que se pinte de blanco el techo de la iglesia.
No me ha gustado nada la actuaciones que ha realizado este arquitecto en Setenil, se ha cambiado para siempre la fisonomía de Setenil, en mi opinión para peor.
Gracias, Enrique. Creo que, efectivamente, es el primer intento de abrir un debate público sobre la Iglesia, aunque hubo un encuentro reducido hace unas semanas. Sebastián Luque ha propuesto una jornada técnica para entender lo que se está haciendo y el arquitecto me ha manifestado su deseo de explicarlo. A ver si se hace. Yo solo animo el debate y la participación. Un saludo
Enrique, comparto tu opinión. Soy un setenileño nuevo (por adopción) y no entiendo porqué tanto enlucido, tapar las piedras originales. Ya parece una iglesia construida hace treinta años, cuando tiene más de 500…en mi opinión, ha perdido grandeza, que era su antiguedad. Y lo mismo ha pasado en la Torre del Homenaje.
Germán Giménez
Germán, tienes la oportunidad de preguntarle al arquitecto Fernando Visedo sobre tus dudas enviando una pregunta a imaginasetenil@gmail.com antes del viernes a las 14 horas. Se ha comprometido con Imagina Setenil a responderlas. Gracias por tu comentario
Ojalá se haga esa jornada, si es posible en fin de semana para que podamos ir quienes vivimos fuera del pueblo. Aún así, pienso que el daño ya esta hecho, por lo menos en la parte exterior del edificio.
Creo que hay mucha gente del pueblo muy descontenta con la reforma de la iglesia; otra cosa es que lo manifiesten en público. Un saludo, y gracias de nuevo Pedro por abrir este importante debate.
¡Genial artículo! por fin un responsable explica algo de la rehabilitación de la iglesia y aporta «algo de luz en las tinieblas». Me quedo con eso de la información reservada a las élites políticas y sociales.