PEDRO ANDRADES
Unas 200 ovejas limpian desde hace unas semanas los campos de Setenil, se comen los hierbajos y abonan aquellos sitios por donde pasan, generando una mejor biodiversidad. Es un rebaño que cuida Antonio Villalón cuando su trabajo de camionero se lo permite, y que vigilan de cerca sus perros Tarugo y Chico. En plena pandemia comenzaron a desbrozar ese verde que crece con ansia en esta primavera. Por ahora bajan desde la Mata Varga y aprovechan para comer durante horas por la cañada real o el Alhambique. En este reportaje en el programa «La Tarde» de Juan y Medio, nuestro pastor recuerda cómo se ha ido perdiendo el contacto con los animales incluso en pueblos ganaderos como Setenil, donde durante muchos años vivieron en nuestras famosas cuevas, y hace una encendida defensa del valor rural de estos usos tradicionales y de la calidad de la carne de cordero: «Es la más natural que hay y un manjar exquisito».
En una conversación con Imagina Setenil, añora el momento en el que las ovejas estén pastando (pronto) en el río, por las Cabrerizas, por el espectáculo que supondrá verlas en ese recodo bajo las Cabrerizas que es tan impresionante: el Cañuelo. O la entrada en La Villa y Los Cortinales, como nos dice el alcalde de Setenil, Rafael Vargas, quien subraya la aportación económica y ecológica de este pastoreo: aportan abono natural, incorporan biodiversidad al traer semillas de allí donde pastan, y su trabajo de «jardineras» no quita empleo rural. Al contrario, afianza la recuperación de los valores rurales tan demandados hoy en día.
En una conversación con Imagina Setenil, añora el momento en el que las ovejas estén pastando (pronto) en el río, por las Cabrerizas, por el espectáculo que supondrá verlas en ese recodo bajo las Cabrerizas que es tan impresionante: el Cañuelo. O la entrada en La Villa y Los Cortinales, como nos dice el alcalde de Setenil, Rafael Vargas, quien subraya la aportación económica y ecológica de este pastoreo: aportan abono natural, incorporan biodiversidad al traer semillas de allí donde pastan, y su trabajo de «jardineras» no quita empleo rural. Al contrario, afianza la recuperación de los valores rurales tan demandados hoy en día.
No es una locura ni mucho menos una tontería. Es una experiencia importada de otros municipios que apuestan por la naturaleza. Un ejemplo más de la llamada agricultura urbana, que en 1999 definió la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Han tirado de cabras y ovejas para el cuidado de jardines y zonas verdes urbanas en París, Boston, Chicago, Filadelfia… Hasta en las oficinas de Google en California o en el centro de distribución en Europa de Nike hace años que apuestan por el llamado ecopastoreo.
P.D. En junio, las ovejas comenzaron a pastar dentro del pueblo, en el río Guadalporcún y alrededores.



Un comentario en “Las ovejas que limpian Setenil”