
PEDRO ANDRADES
En estos momentos de incertidumbre sanitaria y económica, con un «estado de alarma» en todo el país, hay que agradecer la respuesta inmediata, la responsabilidad y el celo que han mostrado el Ayuntamiento de Setenil y los empleados públicos ante la pandemia del coronavirus, una catástrofe que amenaza con llevarse por delante la salud de muchas personas y la economía de una infinidad más, especialmente en los pequeños negocios y autónomos. Incluso antes de que se decretara esa excepcionalidad por el Gobierno central, el alcalde, Rafael Vargas, apeló al cierre de los establecimientos públicos, se enfrentó a los autobuses que intentaban frívolamente «descargar» turistas, comenzó la desinfección de los calles y los edificios públicos más visitados y ha mantenido una comunicación directa con los vecinos con mensajes informativos directos. Una actitud que transmite la máxima confianza en nuestras instituciones en un momento en el que es especialmente necesaria.
Es encomiable la actitud de los vecinos, que en su inmensa mayoría han colaborado en la reclusión domiciliaria y han dejado desierto el pueblo, provocando una sensación extraña de desolación. El mismo pueblo que cada día reconoce con sonoros aplausos la labor del personal sanitario, de los servicios de limpieza, de las fuerzas de seguridad y de los empleados de la residencia y la ayuda domiciliaria. En una crisis como esta se demuestra la importancia de disponer de unos servicios públicos sólidos y modernos, cuestionados de manera alegre en demasiadas ocasiones.
Pero también hay que recordar a muchos trabajadores que hacen un sacrificio económico enorme al quedarse en casa en aras del bien común o al cerrar sus bares, hoteles, apartamentos, a los albañiles que dejan sus obras… Y a los negocios privados como transportistas, supermercados o fruterías que siguen abriendo sus puertas para garantizar el suministro de productos básicos, que arriesgan su salud más que los que tenemos la posibilidad de acogernos al teletrabajo.
Este Setenil de los balcones me produce un orgullo enorme. Setenil está a la altura ante una enfermedad desconocida que convierte los abrazos en amenaza y aísla a nuestros mayores. Enhorabuena y a seguir, que queda una tarea muy dura por delante. Desde Imagina Setenil ofrezco lo único que tengo: mi trabajo, mis artículos y mi colaboración en la difusión. Desde ya recordaré algunas de las mejores publicaciones que conozco sobre nuestro pueblo para que al menos el encierro doméstico nos permita recordar lo grande y hermoso que es este pueblo en el que hemos nacido.

Un comentario en “Orgullo de Setenil”