
PEDRO ANDRADES
En el Día del Libro
«Qué silencio solemne en esta loma (…) / ruina de ruinas en letargo, / sombra de Roma / metáfora de todos los olvidos». En el Día del Libro he querido recuperar la lectura de «Ruinas de Acinipo», un poema poco divulgado del escritor roteño Felipe Benítez Reyes (Premio Nacional de Poesía en 1996) que se publicó en su libro «La misma luna» (Editorial Visor, 2007). Pocos textos expresan de una manera tan profunda la sensación que invade a cualquier visitante de esa maravilla que es la ciudad romana de Acinipo, nuestra vecina Ronda la Vieja. «Qué honda devastación. Qué limpio el viento. / La gloria de la piedra adivinada. / Los oros del pasado polvoriento. / El eco de un teatro ante la nada».
Pocos escenarios naturales andaluces tienen tanta fuerza como esta privilegiada mesa sobre la que se asentó una ciudad tan importante en Hispania que hasta acuñaba moneda propia: unos preciosos acinipos marcados con espigas y racimos de uvas, que ya mostraban el atractivo agrícola de estas fértiles tierras. De esa época de esplendor conserva Ronda la Vieja su excepcional teatro, testigo del auge y decadencia de esta misteriosa ciudad, que entró en declive hacia el siglo IV d.C. De esa misma diáspora nació probablemente el asentamiento de agricultores que dio origen a Setenil. Fueron siete siglos de historia que ahora aparecen amontonados en majanos de piedras evocadoras («miles de espectros ululantes por la Historia») que le dan ese aspecto tan singular a Acinipo.
Más enlaces sobre Acinipo en Imagina Setenil
Cuando la ciudad romana de Acinipo era un campo de labranza
Curro Jiménez en Acnipo
Y por el Día del Libro

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