PEDRO ANDRADES
“De lo más difícil de la vida es ver las cosas cuando las tienes delante”. La frase es de Milton Glaser, el diseñador del conocido logo «I Love Nueva York». En Setenil tenemos la suerte de contar con un fotógrafo que no solo ve las cosas cercanas sino que las aprecia. Que ha esquivado la postal evidente del Lizón y ha retorcido los perfiles de la fortaleza medieval, que busca en sus propias ventanas la belleza de lo sencillo, con una mirada absolutamente original y hermosa de nuestro entramado urbano. Que tiene una paciencia infinita para observar, con cabeza de biólogo y corazón de artista, la naturaleza y el paisaje de Setenil.
Mario García Vargas abrió hace ya muchos años una ventana discreta que nos ha dejado postales impagables. Pertrechado en la hospitalaria terraza de María Teresa Castaño en La Cantarería o en cualquier camino de Los Montecillos, ha capturado el alucinante “Solsticio de Setenil” (661 instantáneas en 27 segundos) o la «superluna» de agosto en “Plenilunio”, coronando con el asteroide azul la fortaleza medieval o la ciudad romana de Acinipo en imágenes irrepetibles. Este artesano de la imagen ha radiografiado el entorno de Setenil, escondiendo el pueblo a los pies de la Sierra de las Nieves en una prodigiosa estampa desde la Cuesta de la Palma. Ha metido literalmente en el casco urbano los fabulosos pinos del Tejarejo o ha difuminado las distancias con Olvera, confundiendo el caserío de los dos pueblos blancos. Se ha adentrado en las Cuevas Román y en los caminos de Ronda la Vieja para refrescarnos con los saltos del agua en otoño. Ha captado el esfuerzo en los olivares en plena recogida de la aceituna. O ha dedicado horas y horas para retratar una orquídea avispa, un gorrión en una alberca, el regreso de los calices a sus nidos en El Lizón o la estupefacción natural de unos polluelos de golondrina.
Con “Golondrinas en Setenil de las Bodegas” ganó el Primer Premio del Concurso de Fotografía de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía en el 2.000. Tres años costó captar la estampa de las golondrinas esperando la migración en septiembre. El ritmo de la naturaleza nada tiene que ver con las prisas contemporáneas de instagram. Cada mañana se apostaba el fotógrafo al alba, sobre las siete, y buscaba ese encuadre específico para captar la bandada completa. El frescor de la mañana hacía desplegar a las golondrinas ese plumaje excesivo. Todo un símbolo de la pasión artesanal de Mario García Vargas, biólogo y fotógrafo autodidacta nacido en Setenil (59 años), que desde este sábado 24 de marzo expone en el Torreón nazarí una miscelánea de 32 fotos de su impresionante catálogo de imágenes propias de Setenil, que incluye algunas de sus más logradas fotografías en un cuarto de siglo pegado a la cámara. La muestra, organizada por la Hermandad de Los Negros y el Ayuntamiento de Setenil, continuará durante la primavera e incorporará imágenes de Los Blancos. «Imagina Setenil» ha elaborado un folleto catálogo con algunas de estas imágenes para dar el mayor realce posible al trabajo silencioso y artesanal de este creador a quien le hemos dedicado, con admiración, varios artículos en estos últimos cinco años.
Además de la naturaleza, su otra gran pasión es la Semana Santa de Setenil, de la que posee un inconmensurable catálogo de imágenes tras varios lustros fotografiándola. El diálogo permanente que establece entre las procesiones y la arquitectura local trasciende la devoción religiosa para convertirse en fervor y admiración hacia Setenil como escenario de una celebración absolutamente singular. En estas fotos el protagonista es el paisaje urbano de Setenil. Mario nos muestra la asombrosa confluencia arquitectónica del pueblo con el recorrido de las procesiones, con imágenes que se mimetizan por la Cantarería con el skyline de la fortaleza medieval. Igual emparenta a Padre Jesús con el Torreón nazarí que nos muestra en un alarde fotográfico las subterráneas Calcetas durante la salida del Amarrao, o convierte en “gallinero” de lujo El Lizón. De la misma manera capta la hermosura de la talla del Cristo de la Vera-Cruz durante el Santo Entierro que celebra una lluvia de pétalos a La Soledad o captura una foto imposible de la Legión en formación en San Benito. Es prodigiosa su habilidad para provocar un estrépito de luz en la madrugada con las velas de las penitencias del Silencio sobre un Setenil a oscuras, con la única iluminación de la luna de primavera sobre el pueblo blanco. Mario acerca tanto las imágenes que las introduce en tu casa y en tu corazón. Un lujo para Setenil y para cualquier amante de la fotografía. Pueden contactar con él en este correo: mariogvargas@gmail.com.










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