
PEDRO ANDRADES
Este 21 de septiembre se cumple el aniversario de la Conquista de Setenil por los Reyes Católicos en 1484, el episodio histórico más conocido del pueblo, cuya fama quedó reflejada en la Sillería de la Catedral de Toledo. El alcance de este acontecimiento, que fue muy violento y cruel con la población que resistía en la fortaleza, se vinculó al derrumbe definitivo del Reino nazarí. Setenil, tierra fronteriza del Reino de Granada, estaba considerada una plaza inexpugnable.
Sufrió al menos (acreditados) dos asedios cristianos: en 1407 y el definitivo de 1484, que dejaron maltrecha la Torre militar de la Villa, debido a los bombardeos desde San Sebastián y El Carmen. En 1482, la correría del Marqués de Cádiz destruyendo los montes de Setenil es considerado por algunos otro intento de sitio. El 21 de septiembre se produjo la rendición definitiva, que quedó inscrita en al artesonado mudéjar de la actual Oficina de Turismo y… en uno de los respaldos de la soberbia Sillería de la Catedral de Toledo. El Coro bajo, donde está Setenil, está formado por cincuenta asientos en los que se relata el hito de la conquista cristiana del Reino de Granada. Está labrada por el maestro Rodrigo Alemán entre 1489 y 1495. La escena de Setenil muestra la rendición del alcaide «moro», Hamete El Cordi, ante el Rey Fernando el Católico. Isabel estaba en Córdoba. Unos 200 vecinos musulmanes serán escoltados hasta Ronda. Un reducido grupo, unos 25, se quedará y fundará Alcalá del Valle.
El prestigioso historiador Juan Mata Carriazo describe así la escena: “Ante los fuertes muros de Setenil, tras los cuales asoman algunas casas de la ciudad, avanza la plana mayor de la caballería cristiana. A la cabeza marcha don Fernando, cubierta la armadura con rico y cumplido ropón, con corona y, al cuello, un pesado collar. A su lado, el cardenal Mendoza, con las ropas de su dignidad, cabalga en una mula de cola corta y orejas erizadas. Dialoga con el cardenal un musulmán de distinción, cadena al cuello. A la izquierda del rey, también adornado con su collar, el marqués de Cádiz. En segundo término, la cruz y el pendón real. Detrás, una masa compacta de caballeros. Por la puerta de la ciudad salen a rendirla sus jefes. El primero ha dejado el caballo, que un peón sujeta de la brida, y, la rodilla en tierra, destocado, presenta a don Fernando las llaves de la plaza. Detrás del alcaide, otros moros, todos ello cubiertos, no con turbantes, sino con esa especie de gorro o bonete con el que luego se representa a los moriscos. (…) El tablero puede representar esta rendición definitiva o la entrega de rehenes, en cuyo caso el personaje que tiene de la brida un caballo será el mensajero para Ronda”.
La conquista cristiana dejó a posteriori un rastro patrimonial de enorme valor: la ermita de San Sebastián (primer edificio cristiano del pueblo), la Iglesia de la Encarnación (la Villa) y su valioso tesoro artístico (el retablo de la Anunciación o la casulla donada por Isabel y Fernando, entre otros), el Hospital de Santa Catalina (que luego fue Seminario y acabó derribado hacia 1970 para construir los pisos de la Villa, en uno de los mayores atropellos urbanísticos cometidos en el pueblo), o el antiguo Ayuntamiento (hoy Oficina de Turismo) con su valiosísimo artesonado mudéjar, que se sumó a la herencia islámica, con el imponente Torreón nazarí como recuerdo de la ciudad medieval islámica, en buena medida destruida. Abajo podéis ver un mapa con la localización del relieve de la Catedral de Toledo.





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