
PEDRO ANDRADES
Gracias a Manuel Cabello
y Esperanza Cabello Izquierdo: El blog de Ocurris,
que nos facilitaron la información histórica. Un blog muy recomendable
«¿Esto no se cae? ¿No os da miedo vivir bajo estas rocas?» Los viajeros se quedan tan sorprendidos cuando visitan Setenil que les parece increíble que no se quiebre ese pecho arrogante de las Cuevas del Sol, que La Herrería o la calle Mina resistan los cimientos de una fortaleza medieval, que Las Cabrerizas soporte encima suya ni más ni menos que un olivar, o que el impresionante callejón de las Cuevas de la Sombra sostenga la carretera que circunvala Setenil. Bueno, pues ni el histórico terremoto de Lisboa de 1755, que mutiló monumentos desde la capital portuguesa a Marruecos y desencadenó el maremoto de Cádiz, pudo con los tajos de Setenil.
Fue tal la envergadura del seísmo que el rey Fernando VI hizo un sondeo municipio a municipio para conocer el impacto de este terrible movimiento de la tierra: los daños en nuestro pueblo se tasaron tan sólo en 6.000 reales de la época. Así lo atestigua una carta enviada en noviembre de ese año por el alcalde de Setenil, Laureano Vicente Gamero, que se conserva en el Archivo Histórico Nacional, y que recoge un estudio del Ministerio de Fomento realizado por José Manuel Martínez Solares. En esta carta se relata el daño causado en la Iglesia de la Villa, que tembló hasta tres veces en un cuarto de hora, «con fragor de las bóvedas y bamboleos de las paredes», pero los tajos… ni se inmutaron. Así que cuando un turista muestre su recelo siempre podremos recordarle esta historia y animarle a seguir disfrutando de nuestro simbólico cielo de roca.
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