
PEDRO ANDRADES
Que Setenil es uno de los pueblos más sorprendentes de España al que puede ir hoy en día cualquier turista es una evidencia. En las últimas semanas hemos visto en este blog varios reportajes con fotografías realizadas por nuestros viajeros, que han habilitado un excelente banco de imágenes de Setenil. Ni uno solo de los fotógrafos con los que he contactado para hacer esos reportajes se ha sentido decepcionado por el pueblo. Al contrario. Setenil siempre ha superado sus expectativas. Hay un nexo común: se come muy bien y están deseando volver. Lamentan, eso sí, que no haya monumentos añadidos a la visita de las calles-cuevas, que es siempre, sin excepción, el motivo de su presencia. Y su única queja relevante se refiere al tráfico, que les resulta invasivo durante el paseo, sentados en nuestras envidiables terrazas, o cuando quieren disparar sus cámaras con la incómoda presencia de los coches en los sitios más fotogénicos, como, por ejemplo, en las Cuevas de la Sombra, la auténtica postal turística que buscan en Setenil.
Esas fotos también encuentran una dificultad añadida: los cables. Con la de veces que se ha levantado el viario de nuestro pueblo es incomprensible que todavía el cableado domine las fachadas y contamine la imagen de un municipio catalogado como Conjunto Histórico Artístico desde 1985. En las fotos de la comparativa de arriba se puede comprobar sobre una misma imagen del Amarrao de esta última Semana Santa lo que va de un fachada descuidada a otra libre de ese amasijo, algo que se repite por cualquier esquina. Seguro que estos detalles que afean un pueblo que presume (con razón) de bonito tiene arreglo como lo ha tenido en tantos otros lugares.



En la ciudad de Cáceres, tan reclamada para el turismo como para los exteriores de películas, la contaminación visual que ofrecen los cables se eliminó hace mucho tiempo en el casco viejo de la ciudad. Es una gran idea para Setenil.