La terrible Guerra Civil en Setenil

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«No hay que arrastrar el pasado, ni tampoco olvidarlo.
Nos falta a los españoles (…) la imagen clara de nuestro ayer»
María Zambrano

Con mi profundo agradecimiento personal a los historiadores
José Luis Gutiérrez Molina y Fernando Romero,
por su inconmensurable aportación a la historia reciente de Andalucía.
Su investigación sirve de base a este artículo, actualizado con el estudio de Ángel Medina Linares y los testimonios de muchos familiares. La última actualización es de diciembre de 2017 

PEDRO ANDRADES

Han pasado más de 80 años y todavía se desconocen muchos detalles sobre la desgraciada Guerra Civil que sufrieron nuestros abuelos, un período negro de nuestra historia del que hasta ahora sólo teníamos referencia pública por la gravísima matanza de «derechistas» en el Puerto del Monte recogida en la «Causa General» del franquismo, por la irracional destrucción del patrimonio de las Iglesias o por lejanos rumores familiares de «los tiempos del hambre». La investigación de dos historiadores, José Luis Gutiérrez Molina y Fernando Romero, ha desvelado y documentado datos estremecedores sobre la terrible y desconocida represión en Setenil y en otras localidades vecinas como Olvera, Torre-Alháquime o Alcalá del Valle. Parece increíble por el volumen de población, pero nuestro pueblo fue, tras Cádiz y San Fernando, el municipio gaditano con más vecinos juzgados en los consejos de guerra sumarísimos organizados por los golpistas.

Ya hay constancia oficial del fusilamiento de al menos 45 setenileños en el foso de Puerta Tierra de Cádiz, en la explanada de la plaza de toros de Jerez o en el propio cementerio local. Son muchos los nombres añadidos que se van conociendo por testimonios familiares que relatan fusilamientos sin escrúpulos, asesinatos y torturas de una crueldad indescriptible. También de las condenas a duras penas de prisión en cárceles hacinadas como la del Puerto Santa María o Dos Hermanas, en trabajos forzados en condiciones de esclavituden el llamado Canal de los Presos. Y, poco a poco, descubrimos historias de vidas truncadas y familias rotas por el exilio, con episodios tremendos como La Desbandá en la Carretera de Málaga a Almería. Este artículo es una aproximación histórica de lo ocurrido, huyendo de la peripecia individual y las rencillas personales. Seguirá en permanente revisión y se irá enriqueciendo con los testimonios de los vecinos y las nuevas investigaciones abiertas en un pueblo que ha mantenido sepultada buena parte de esta historia terrible.

Fotografía tomada el 2 de abril de 1939 ante la Iglesia de la Villa de Setenil, un día después de que Franco proclamase el fin de la Guerra Civil. Esta imagen histórica nos la ha cedido Rafael Domínguez Cedeño.
Fotografía tomada el 2 de abril de 1939 ante la Iglesia de la Villa de Setenil, un día después de que Franco proclamase el fin de la Guerra Civil. Esta imagen histórica nos la ha cedido Rafael Domínguez Cedeño.

El caso de Setenil es excepcional y para conocer su alcance es preciso hacer un relato cronológico. El país vivía un momento de enorme tensión social y las elecciones del 16 de febrero de 1936 dieron la victoria en las urnas al Frente Popular. En Setenil el alcalde era Manuel Gámez Benítez (PSOE), que contaba con el apoyo de la Izquierda Republicana de Manuel Azaña, en la que tenían gran predicamento local Diego Tornay y Cristóbal Andrades Anaya. De ese período se conocen dos hechos históricos relevantes: en la «Causa General» del franquismo y en los consejos de guerra se relata el asalto a las iglesias de San Benito y la Villa el viernes 24 de abril de ese mismo año, tras la ocupación de la finca de Escalante para dar trabajo a 40 jornaleros.

Otro acontecimiento de trágico alcance se produjo una semana después durante la manifestación del Primero de Mayo, que congregó en el Puerto del Monte a las organizaciones obreras de Setenil, Alcalá del Valle, Ronda la Vieja, Torre Alháquime y Arriate. Una vez terminada la concentración hubo un enfrentamiento con la Guardia Civil. Los disparos de los agentes provocaron la muerte impune de dos obreros de Alcalá y hubo una detención masiva de dirigentes sindicales y concejales. Fue uno de los hechos más violentos ocurridos en la provincia de Cádiz, que desembocó en una inconclusa investigación de una comisión de diputados del Congreso en junio que se zanjó con el traslado de los guardias del puesto de Olvera implicados.

Los militares sublevados el 18 de julio controlaron en apenas dos meses y medio la provincia de Cádiz, que era estratégica para el desembarco del Ejército de África. Los golpistas se hicieron rápidamente con la capital, San Fernando, Algeciras y Jerez, y en 48 horas dominaron un tercio de los municipios gaditanos con el apoyo de la Guardia Civil y columnas de requetés organizadas por los derechistasOlvera cayó el 28 de julio y hasta allí se desplazaron algunas familias de Setenil que apoyaban el golpe.Hubo un intento fallido de tomar Setenil el día anterior, el 27 de julio, del que se conoce la muerte del guardia civil Luis Vargas Gómez. Familias enteras de militantes socialistas y de Izquierda Republicana abandonaron Torre Alháquime poco antes de que el 31 de julio fuese ocupado por una avanzadilla de falangistas. Ese mismo día, los rebeldes mataron a tiros a José Barriga Lerma, padre de dos fugados que se refugiaron en Setenil.

José Andrades Domínguez (mi abuelo paterno), en el centro de la imagen. Formaba parte del Comité de Defensa en Setenil. Huyó por la carretera de Málaga. Tras quedarse aislado en Valencia durante la Guerra Civil (esta imagen corresponde a ese momento) regresó a Setenil, donde fue apresado. Su paso por la cárcel del Puerto de Santa María y Dos Hermanas le costó la vida. Murió de "tuberculosis" a los 32 años. Era pescadero.
José Andrades Domínguez (mi abuelo paterno), en el centro de la imagen. Formaba parte del Comité de Defensa en Setenil. Huyó por la carretera de Málaga. Tras quedarse aislado en Valencia durante la Guerra Civil (esta imagen corresponde a ese momento) regresó a Setenil, donde fue apresado. Su paso por la cárcel del Puerto de Santa María y Dos Hermanas le costó la vida. Murió de «tuberculosis» a los 32 años. Era pescadero.

Nuestro pueblo y Alcalá del Valle resistieron hasta el 18 de septiembre, por lo que hablamos de 48 días de tiroteos intermitentes entre los guardias civiles que se sumaron al golpe y las partidas de milicianos que controlaban Setenil, Alcalá del Valle y Ronda. El Comité de Defensa en Setenil lo formaban José Ramos González, José Pimentel, Francisco Morillas Fuentes, Francisco Mingoya, José Andrades Domínguez (mi abuelo paterno)y Francisco Abel. Fue un combate desigual entre paisanos mal armados (tomaron el cuartel de la Guardia Civil y requisaron fusiles a los propietarios más acaudalados) y un Ejército profesional, aunque recibieron el apoyo de las columnas organizadas en la comarca, como la del alcalde montejaqueño, Bernabé López Calle (CNT).

En ese clima bélico, con los golpistas acechando a pocos kilómetros y las noticias de la represión que llegaban de los propios fugados y por las arengas propagandistas (Queipo de Llano había dictado un bando el 24 de julio en el que autorizaba el asesinato de dirigentes obreros y políticos, y animaba desde Radio Sevilla a violar a las mujeres de los «rojos»), estalló en Setenil una violencia «revolucionaria» que tuvo su punto más dramático el 24 de agosto con la matanza de 21 derechistas: 14 en El Puerto del Monte y otros cinco más trasladados a Ronda. También ese día de San Bartolomé, fecha en que se celebraba entonces la Feria local, se volvieron a repetir los violentos episodios anticlericales, con la quema de las iglesias de la Villa y San Benito.Algunos consejos de guerrarecogen que esta última se convirtió en un economato. El periodista e investigador de «Diario de Cádiz» Tano Ramos atribuye esta violencia radical a los anarquistas de Ronda (en alguna ocasión se ha hablado del grupo del carabinero Trujillo), aunque esta versión despierta serias dudas en otros historiadores.En los sumarios se apunta la participación de algunos vecinos de Setenil, aunque esa información tampoco está contrastada.

Entre los asesinados estaban el cura Luis Tovar Hita, algunos labradores y cinco guardias civiles: Diego Salcedo García, Francisco García Bocanegra, Pedro Jiménez García, Marcelino Martín Avilés (zapatero, acababa de aprobar los exámenes de ingreso para la Benemérita), y Juan Gutiérrez López. La historia de éste último es especialmente cruel. Gutiérrez había dejado escapar a dos anarquistas en 1933 durante la matanza en Casas Viejas y murió abatido por milicianos de esta ideología. En Setenil había recalado en febrero de 1936 de manera casual, como castigo por enfrentarse al hijo de un señorito que estaba maltratando a un anciano ciego,y un año después de declarar en el juicio que sirvió de base para conocer la verdad del crimen en la choza de Seisdedos.

EL DESTINO CRUEL DEL GUARDIA JUAN GUTIÉRREZ LÓPEZ. Este guardia, nacido en Alcalá de los Gazules en 1901, salvó la vida de dos anarquistas durante los llamados "Sucesos de Casas Viejas (Benalup)", uno de los episodios más graves ocurridos durante la Segunda República y que pusieron en jaque al Gobierno de Manuel Azaña. En enero de 1933, tras el ataque de un grupo de campesinos de la CNT al cuartel de la Guardia Civil, una compañía de guardias de asalto bajo el mando del capitán Manuel Rojas asesinó a 21 personas (seis de ellos calcinados) en la choza de barro y piedra de Francisco Cruz Gutiérrez, un carbonero de 72 años apodado 'Seisdedos'. La imagen de la derecha corresponde a ese crimen. En 1934 y en 1935, Juan Gutiérrez fue uno de los testigos que acudió al juicio contra el capitán Rojas, en el que relató que a los doce detenidos asesinados los habían metido en la corraleta a culatazos y que después los habían rematado. Su historia la ha reconstruido Tano Ramos en "Diario de Cádiz". Pinchar en este enlace http://goo.gl/adQQbi
EL DESTINO CRUEL DEL GUARDIA JUAN GUTIÉRREZ LÓPEZ. Este guardia, nacido en Alcalá de los Gazules en 1901, salvó la vida de dos anarquistas durante los llamados «Sucesos de Casas Viejas (Benalup)», uno de los episodios más graves ocurridos durante la Segunda República y que pusieron en jaque al Gobierno de Manuel Azaña. En enero de 1933, tras el ataque de un grupo de campesinos de la CNT al cuartel de la Guardia Civil, una compañía de guardias de asalto bajo el mando del capitán Manuel Rojas asesinó a 21 personas (seis de ellos calcinados) en la choza de barro y piedra de Francisco Cruz Gutiérrez, un carbonero de 72 años apodado ‘Seisdedos’. La imagen de la derecha corresponde a ese crimen. En 1934 y en 1935, Juan Gutiérrez fue uno de los testigos que acudió al juicio contra el capitán Rojas, en el que relató que a los doce detenidos asesinados los habían metido en la corraleta a culatazos y que después los habían rematado. Su historia la ha reconstruido Tano Ramos en «Diario de Cádiz». Pinchar en este enlace http://goo.gl/adQQbi
LAS VÍCTIMAS RECONOCIDAS EN LA "CAUSA GENERAL". Listado de fallecidos de Setenil identificados en la "Causa General", que promovía el régimen franquista para honrar a los caídos dentro de sus filas. Son 21 personas: el sacerdote Luis Tovar Hita, Pedro Guzmán Zamudio, Francisco Guzmán Zamudio, Sebastián Guzmán Carrasco, Francisco Martín Barea, José Porras Cueto, Marcelino Martín Avilés, Francisco Tirado Vargas, Enrique Zamudio Ortega, Juan Gutiérrez López (guardia civil), Luis Vargas Gómez (guardia civil), Diego Salcedo García, Nicolás Guzmán Zamudio, José Guzmán Zamudio, Arturo Solsona Téllez, Francisco Fernández Guzmán, Antonio Tirado Vargas, Salvador Porras Gamero, Pedro Jiménez García (guardia civil), Francisco García Bocanegra, Juan Porras Aguilera, Antonio Ortega González, y Juan Laín Pérez. La mayoría eran labradores y propietarios, además de los referidos guardias, como puede observarse en detalle en este documento que nos ha cedido Rafael Vargas Villalón. En la parte derecha del documento, firmado el 3 de octubre de 1942 por el alcalde de Setenil, José Domínguez, se señala como autores a un anónimo "grupo de marxistas, ignorándose quiénes fueran". Más información en el blog "Setenil Rural" http://goo.gl/Lwozpx
LAS VÍCTIMAS RECONOCIDAS EN LA «CAUSA GENERAL». Listado de fallecidos de Setenil identificados en la «Causa General», que promovía el régimen franquista para honrar a los caídos dentro de sus filas. Son 21 personas: el sacerdote Luis Tovar Hita, Pedro Guzmán Zamudio, Francisco Guzmán Zamudio, Sebastián Guzmán Carrasco, Francisco Martín Barea, José Porras Cueto, Marcelino Martín Avilés, Francisco Tirado Vargas, Enrique Zamudio Ortega, Juan Gutiérrez López (guardia civil), Luis Vargas Gómez (guardia civil), Diego Salcedo García, Nicolás Guzmán Zamudio, José Guzmán Zamudio, Arturo Solsona Téllez, Francisco Fernández Guzmán, Antonio Tirado Vargas, Salvador Porras Gamero, Pedro Jiménez García (guardia civil), Francisco García Bocanegra, Juan Porras Aguilera, Antonio Ortega González, y Juan Laín Pérez. La mayoría eran labradores y propietarios, además de los referidos guardias, como puede observarse en detalle en este documento que nos ha cedido Rafael Vargas Villalón. En la parte derecha del documento, firmado el 3 de octubre de 1942 por el alcalde de Setenil, José Domínguez, se señala como autores a un anónimo «grupo de marxistas, ignorándose quiénes fueran». Más información en el blog «Setenil Rural» http://goo.gl/Lwozpx
Foto: BIBLIOTECA NACIONAL. Localizada por Ángel Medina Linares.
Foto: BIBLIOTECA NACIONAL. Localizada por Ángel Medina Linares.

Arriba se puede ver la imagen desoladora de la destrucción de las iglesias de Setenil. El vacío del altar nos alerta de la ausencia de un retablo de incalculable valor, como símbolo de un enorme patrimonio artístico perdido. Retablos, imágenes, ornamentos, documentos del siglo XVI, todo un tesoro histórico. Si una fotografía testimonia algo que ha ocurrido, también evoca lo que no se ve.  El desorden del templo y la oscuridad de la imagen traen el ruido del conflicto social que vivía un municipio asolado por la hambruna. Las actas municipales recogen la concentración en la Plaza, pocos meses antes, de hasta 600 jornaleros en situación de miseria. No hay más que ver algunas fotos históricas de esos años, con nuestros paisanos posando en las Cuevas, para hacerse una idea de la pobreza reinante, que los gobiernos de Setenil, tanto el derechista como el del Frente Popular, quisieron amortiguar desde 1935 con infructuosos planes de obras públicas como el cubrimiento del río, pavimentación de calles o créditos para atender a los más necesitados, como relata Ángel Medina Linares en su estudio histórico «La Segunda República y la Guerra Civil en Setenil».

En marzo de 1936, el Ayuntamiento había pedido la desacralización de la ermita de San Benito y comenzó el trámite para incautarse de algunos latifundios acogiéndose a la Ley de Reforma Agraria, paralizada desde su aprobación en 1932. El 24 de abril se produjo la ocupación obrera de la finca de Escalante, que desembocó en el irracional asalto de los templos. Primero fue la Iglesia parroquial. Luego San Benito y El Carmen, donde intervino la Guardia Civil. Y San Sebastián, donde las súplicas de la familia de la «santera» frenaron a los asaltantes. Los testimonios orales relatan un lamentable escarnio de las imágenes destrozadas, que fueron quemadas en piras y arrojadas a Las Calcetas o las Jabonerías. Eran las vísperas de un Primero de Mayo dramático, que concentró en el Puerto del Monte a vecinos de toda la comarca y acabó con el impune asesinato a tiros de la Guardia Civil de dos obreros de Alcalá del Valle.

Algunas informaciones apuntan a otro episodio de violencia anticlerical en agosto de 1936, ya en plena Guerra Civil y con las tropas de Franco dominando Olvera, aunque algunos datos incoherentes inducen a pensar que hay una confusión de fechas con el 24 de abril. En las actas municipales se recoge que el 27 de junio el Ayuntamiento de Setenil volvió a pedir al Ministerio de Justicia que autorizara el uso como mercado o centro cultural de San Benito, y añadía El Carmen, argumentando que ambas estaban vacías tras la pérdida de las imágenes y ornamentos.  Lo que no admite duda es que resulta creíble ese posible nuevo asalto a los templos dado el cariz violento que adquirió el enfrentamiento, con el pueblo cercado por las tropas franquistas desde Torre Alháquime y el cruel fusilamiento de derechistas en el Puerto del Monte, entre ellos el cura Luis Tovar Hita. Tanto la iglesia mayor como San Benito y el Carmen se utilizaron como cuartel de milicias, carbonero y almacén para materiales bélicos y alimenticios durante al menos los dos meses que duró el enfrentamiento ‘militar’. El Golpe de Franco triunfó en Setenil el 18 de septiembre y dio pie a una represión brutalpersonalizada de manera dramática en al menos 65 vecinos contrarios a la dictadura que fueron fusilados, encarcelados o que sufrieron exilio

De los bienes destruidos en las iglesias conocemos los detalles que recoge el párroco Jerónimo Troya en un escrito firmado el 20 de agosto de 1939. Al menos seis retablos en la iglesia parroquial, entre ellos el altar que contenía una imagen de Nuestra Señora de la Encarnación y el denominado del Sagrario, ambos «con un valor incalculable», además de enseres religiosos, ornamentos, ciriales, cruces, o un órgano. También relaciona las importantes pérdidas en la ermita de San Benito (menciona cinco retablos), El Carmen y San Sebastián: hasta 45 piezas, cuyo valor no podemos calibrar. Del archivo parroquial fueron quemados libros de bautismo que datan del año 1.560 (se salvaron del 13 al 35 inclusives), de matrimonios desde el año 1.568 y libros de defunciones con datos desde 1.676. Los restos de algunas imágenes se salvaron y fueron escondidas por vecinos devotos en graneros o en el campo.

DESCARGA LA RELACIÓN DE BIENES DESTRUIDOS EN LAS IGLESIAS DE LA VILLA, SAN BENITO, EL CARMEN Y SAN SEBASTIÁN REALIZADA POR EL PÁRROCO JERÓNIMO TROYA. FIRMADA EL 20 DE AGOSTO DE 1939. GRACIAS A RAMÓN VÁZQUEZ.PDF

Este documento forma parte de uno de los tres formularios recogidos en la "Causa General" de Setenil, firmada el 3 de octubre de 1942 por el alcalde, José Domínguez.
Este documento forma parte de uno de los tres formularios recogidos en la «Causa General» de Setenil, firmada el 3 de octubre de 1942 por el alcalde, José Domínguez.
ASALTO Y QUEMA DE LAS IGLESIAS. Pinchando sobre las imágenes se pueden apreciar con detalle las decenas de disparos producidos en la pared de la Iglesia de la Villa, que han desaparecido tras la última restauración realizada en la parroquia en 2013. A diferencia de lo que se hizo, por ejemplo, en el Congreso de los Diputados, no se ha dejado ni una sola muestra de este hecho histórico. Gracias al celo personal de ÁNGEL MEDINA LAÍN y de RFAEL DOMÍNGUEZ CEDEÑO conservamos ese recuerdo de nuestra historia. Arriba también se puede observar otra imagen realizada por Medina de los “grafitis” de los soldados que hacían guardia en el campanario tras la toma “nacional" de Setenil. Reproducimos, en concreto, un “recuerdo” de dos reclutas durante el mes de septiembre de 1936. Y también podemos ver un detalle de la placa de mármol que recuerda en la Iglesia de la Villa al sacerdote Luis Tovar Hita (desplazada ahora al interior del baptisterio) y un fotograma capturado de un reportaje sobre Cristóbal Andrades (es mi tío abuelo y sobrino de dos concejales republicanos), el querrillero setenileño que luchó contra los nazis en la frontera francesa. Este fue el momento en que Tobalito se encontró en la ermita del Carmen (en su visita a Setenil en 2008, cuando cumplía 86 años) la cabeza de un crucificado que él aseguraba haber recogido del río y entregado a una familia vinculada a la Iglesia. Según me relató allí mismo, la profanación del templo había sido obra de "unos anarquistas de Ronda".
DISPAROS EN EL TEMPLO. Pinchando sobre las imágenes se pueden apreciar con detalle las decenas de disparos producidos en la pared de la Iglesia de la Villa, que han desaparecido tras la última restauración realizada en la parroquia en 2013. A diferencia de lo que se hizo, por ejemplo, en el Congreso de los Diputados, no se ha dejado ni una sola muestra de este hecho histórico. Gracias al celo personal de Ángel Medina Laín y de Rafael Domínguez Cedeño conservamos ese recuerdo de nuestra historia. Arriba también se puede observar otra imagen realizada por Medina de los “grafitis” de los soldados que hacían guardia en el campanario tras la toma “nacional» de Setenil. Reproducimos, en concreto, un “recuerdo” de dos reclutas durante el mes de septiembre de 1936. Y también podemos ver un detalle de la placa de mármol que recuerda en la Iglesia de la Villa al sacerdote Luis Tovar Hita (desplazada ahora al interior del baptisterio) y un fotograma capturado de un reportaje sobre Cristóbal Andrades (es mi tío abuelo y sobrino de dos concejales republicanos), el querrillero setenileño que luchó contra los nazis en la frontera francesa. Este fue el momento en que Tobalito se encontró en la ermita del Carmen (en su visita a Setenil en 2008, cuando cumplía 86 años) la cabeza de un crucificado que él aseguraba haber recogido del río y entregado a una familia vinculada a la Iglesia. Según me relató allí mismo, la profanación del templo había sido obra de «unos anarquistas de Ronda».

LA EXPROPIACIÓN DE TIERRAS. El 7 de septiembre de 1936, once días antes de la derrota de la República en Setenil, el Ayuntamiento plantea la incautación de fincas a cargo del Instituto de Reforma Agraria en todo el término municipal, además de la Fábrica de Aceites de Gabriel Ponce Pérez. En ese pleno extraordinario se justifica la decisión en que las tierras habían sido «abandonadas por sus dueños y colonos, los cuales han ingresado en las filas del fascio incorporándose a las fuerzas que operan en Olvera» y para evitar «el hambre a este pueblo». Durante los consejos de guerra se acusó a alguno de los concejales por la incautación, dado que en la relación de los expropiados figuraban algunos de los agricultores asesinados en el Puerto del Monte. Otra aportación importante de este documento es que ofrece el listado de concejales del Ayuntamiento derrocado por el golpe militar.

El alcalde era Manuel Gámez Benítez (PSOE), que fue detenido en 1939. Salió de la cárcel y fue desterrado a Los Barrios, desde donde huyó a Tánger para instalarse en Casablanca y Francia. Regresó a España en 1972 y murió en Málaga. También tenían un peso importante en la corporación Diego Tornay Mariscal (líder de la Izquierda Republicana), que logró escapar y se exilió en México y Colombia. Completaban la corporación Juan Vilches Bastida, Joaquín Camacho Peña, Antonio Moreno Domínguez, Diego Camacho PeñaJuan Gutiérrez Bastida, José Bastida Bastida, los hermanos Cristóbal Pedro Andrades Anaya (mi bisabuelo paterno). El secretario era Pedro María Cantero Bioque, que también fue juzgado y absuelto.

INCAUTACIÓN DE FINCAS. En este documento del Archivo Histórico Militar de Sevilla se puede leer la relación de fincas y sus propietarios: La Preciada (Sebastián Guzmán Zamudio), Dehesa del Pilar Alto (Luis Corró), La Manga y Espartillosa (Juan Zamudio Ortega), El Rancho (Diego Valencia Guzmán), Cañaíta (Francisco Gavilán González) José Sánchez Barriga (Cortijos de Serna y don Fernando), Girón (José Andrades Anaya), Secanillo (Bernabé Porras Mariscal), Doña Juana (Alonso Zamudio Quijada), El Chopo y Chorrero (Nicolás Guzmán Zamudio), La Mata (Pedro Cueto Gutiérrez), Las Limosnas y Rancho (Pedro Guzmán Zamudio), Venta Leches(José Porras Cueto), Cruz Blanca y Las Cuarenta (Cristóbal Porras Gámez), Los Rosales (Herederos de Manuel Izquierdo Ruiz), Manchón de Rosas (José Guzmán Anaya), Mata Vargas (Enrique Sánchez Serrano), Higuerón (Blas e Inés Hidalgo Sánchez), Marín (José Aguilera Valle), Tejarejo y Capellanías (Antonio Aguilera Zamudio), El Tejarejo (José Oppelt García), las Limosnas y La Manga (Manuel Fernández Flores).
INCAUTACIÓN DE FINCAS. En este documento del Archivo Histórico Militar de Sevilla se puede leer la relación de fincas y sus propietarios: La Preciada (Sebastián Guzmán Zamudio), Dehesa del Pilar Alto (Luis Corró), La Manga y Espartillosa (Juan Zamudio Ortega), El Rancho (Diego Valencia Guzmán), Cañaíta (Francisco Gavilán González), Cortijos de Serna y don Fernando (José Sánchez Barriga), Girón (José Andrades Anaya), Secanillo (Bernabé Porras Mariscal), Doña Juana (Alonso Zamudio Quijada), El Chopo y Chorrero (Nicolás Guzmán Zamudio), La Mata (Pedro Cueto Gutiérrez), Las Limosnas y Rancho (Pedro Guzmán Zamudio), Venta Leches(José Porras Cueto), Cruz Blanca y Las Cuarenta (Cristóbal Porras Gámez), Los Rosales (Herederos de Manuel Izquierdo Ruiz), Manchón de Rosas (José Guzmán Anaya), Mata Vargas (Enrique Sánchez Serrano), Higuerón (Blas e Inés Hidalgo Sánchez), Marín (José Aguilera Valle), Tejarejo y Capellanías (Antonio Aguilera Zamudio), El Tejarejo (José Oppelt García), las Limosnas y La Manga (Manuel Fernández Flores).
Las Cuevas del Sol en los años '20. Foto: EDITORIAL PONS I SALA
Las Cuevas del Sol en los años ’20. Foto: EDITORIAL PONS I SALA

SETENIL, EL PUEBLO DE CÁDIZ CON MÁS CONDENADOS.
Como se ha apuntado antes, Queipo de Llano había dictado un bando el 24 de julio de 1936 en el que autorizaba el asesinato de dirigentes obreros y políticos. En privado llegan los ecos de muchas personas de Setenil que fueron subidas a las camionetas para ser fusiladas, pero no disponemos de una información precisa ni testimonios directos que nos permitan construir el relato en su justa dimensión y con todos los nombres. Lo que sí sabemos es que en julio de 1936 se pusieron los cimientos de la “justicia al revés” (la denominación es del propio jerarca franquista Ramón Serrano Suñer): los golpistas aplicaban el delito de rebelión a los que defendían la República. A partir de marzo de 1937, los Procesos Sumarios de Urgencia sustituyeron a los bandos de guerra. En Setenil se quiso hacer un castigo «ejemplar». Nuestro pueblo fue el municipio, tras Cádiz y San Fernando, con más vecinos juzgados en los consejos de guerra sumarísimos organizados por los golpistas, y el que acumula más condenas. La meticulosa investigación del historiador José Luis Gutiérrez Molina («La Justicia del Terror», Ediciones Mayi, 2014) recopila los «procesos sumarios de urgencia» a los que fueron sometidos al menos 95 setenileños desde mayo de 1937 a enero de 1939, que perseguían una «limpieza social» (así lo llamaban los militares rebeldes). El primer juicio sumarísimo data de mayo de 1937, cuando ya se había ocupado Málaga y muchos izquierdistas volvieron a su lugar de origen. Un tribunal presidido en Algodonales por Cipriano Briz González despachó durante seis días 10 consejos contra 86 vecinos de la sierra. De Setenil juzgaron a 51 personas en esta ocasión. Posteriormente, hemos conocido, gracias al propio Gutiérrez Molina, otros cinco casos más de fusilados.

Estos procesos, sin garantías reales, fueron colectivos y en muchos de ellos se denunciaron malos tratos. Hablamos de historias desgraciadas con nombres y apellidos, de personas ajusticiadas por pertenecer a un partido político, por participar en la organización de la defensa del Gobierno del Frente Popular que ganó las elecciones (requisa de armas, abastecimiento de comida…), por acudir a la Manifestación del Primero de Mayo, por intervenir en la ocupación de fincas o por venganzas personales. El resultado fue terrible: al menos 42 vecinos de Setenil fusilados en el foso de Puerta Tierra de Cádiz, en la explanada de la plaza de toros de Jerez o en el propio cementerio local, y otros 39 enviados a prisión. Dos de los dos condenados a la pena capital (Miguel Marín García y Rafael Durán Ruiz, de UGT) se libraron de la muerte al fugarse por el retrete de la prisión de Olvera en una noche lluviosa del 5 de septiembre. También se libró in extremis Ana Aguilera Beltrán la Pelaya (40 años, socialista), que arrastró su condena a muerte varios meses porque estaba embarazada. El director de la Prisión de Jerez informaba cada 15 días de su estado. Dio a luz una niña el 10 de agosto de 1937. El 28 de diciembre, Día de los Inocentes, volvió a ingresar en la prisión de Jerez. Luego estuvo en Gerona y Málaga. Hasta 1941 no se le conmutó la pena capital. Solo son algunos ejemplos de la represión. Testimonios vecinales relatan otros crueles casos de represión o de venganza personal que no aparecen en los registros: Miguel Bermúdez García, Miguel Jiménez Redondo, Catalina Marín…

Listado de los 95 setenileños sometidos a Consejos de Guerra sumarísimos desde mayo de 1937 a enero de 1939, en el que se indica el veredicto y, en su caso, el lugar y fecha en que fueron fusilados, además de su edad y oficio o militancia. La información procede del Archivo Militar de Sevilla y ha sido recopilada por el historiador José Luis Gutiérrez Molina en su libro "La Justicia del Terror" (Ediciones Mayi, 2014). Setenil fue el municipio de la provincia, tras Cádiz y San Fernando, en el que más procesos sumarísimos se celebraron. Disponemos de un listado similar de Olvera, Torre Alháquime o Alcalá de Valle, que haremos llegar a aquel a quien interese. Posteriormente a este documento, se conocieron otros cinco cinco casos más de setenileños fusilados en Cádiz: Enrique Anaya Linares, Sebastián Andrades Castaño, José Cabrera Marín, Juan López Moreno, y Francisco Villalón Molinillo, nombres aportados por el propio José Luis Gutiérrez Molina.
Listado de los 95 setenileños sometidos a Consejos de Guerra sumarísimos desde mayo de 1937 a enero de 1939, en el que se indica el veredicto y, en su caso, el lugar y fecha en que fueron fusilados, además de su edad y oficio o militancia. La información procede del Archivo Militar de Sevilla y ha sido recopilada por el historiador José Luis Gutiérrez Molina en su libro «La Justicia del Terror» (Ediciones Mayi, 2014). Setenil fue el municipio de la provincia, tras Cádiz y San Fernando, en el que más procesos sumarísimos se celebraron. Disponemos de un listado similar de Olvera, Torre Alháquime o Alcalá de Valle, que haremos llegar a aquel a quien interese.
, declaró en el juicio contra el responsable de este crimen, el capitán Rojas,
El historiador Fernando Romero ha identificado además a otros 8 setenileños fusilados entre 1939 y 1941. Arriba se puede ver la papeleta de enterramiento de Diego Galán Bastida, Enrique Anaya Linares, Francisco Villalón Molinillo y Juan López Moreno. También el expediente de traslado para su fusilamiento de Manuel Benítez Castaño.

Otro medio centenar de consejos de guerra contra vecinos de Setenil posteriores a esa fecha (enero de 1939) están pendientes de estudio, aunque el historiador citado, Fernando Romero, ya ha identificado al menos a 8 setenileños que acabaron en fosas comunes. Así lo atestiguan las papeletas de enterramiento (entre 1939 y 1941) de Diego Galán Bastida, Enrique Anaya Linares, Francisco Villalón Molinillo, Juan López Moreno, Manuel Benítez Castaño (sólo consta su traslado al paredón), José Castaño Molinillo y Alonso Aguilera Villalón. Una mención especial merece el caso de Juan Pérez Domínguez, «Juan Traba», condenado a muerte y fusilado el 18 de diciembre de 1944 en el Castillo de San Sebastián de Cádiz, aun cuando el tribunal y el mismo auditor de guerra propusieron la concesión de indulto porque lo que existía contra él era “el rumor público y no una acusación concreta” (Archivo del Tribunal Militar Territorial nº 2, Sumarios, leg. 341, doc. 5.247). Tenía 34 años y era conocido por sus trabajos en cortijos de Ronda la Vieja o La Atalaya. Su hija, Rosario Pérez Marín, lo vio con vida por última vez cuando tenía 9 años. «Cuando llegaba a la prisión era la alegría de todos los detenidos», relata. Un día volvió de visita y no lo encontró. «Los presos se asomaban y se ponían las manos en la cara para que no les viera llorar y después vino mi madre dando gritos».

Desde París inició en 1981, y después desde Algeciras, los trámites para recuperar los huesos de la fosa común del cementerio de San José de Cádiz. “Lo único que queremos es que repose en paz en Setenil de las Bodegas”, decía en los medios de comunicación que se hacían eco de su empeño. Lo consiguió el 9 de julio de 2006 y finalmente Juan «Traba» fue enterrado en Algeciras, donde vive su familia en la actualidad. Su nieta, Inmaculada Aguilar, pelea ahora por la anulación del “injusto” juicio que condenó a Juan Traba a la pena de muerte. Este caso se ha convertido en una bandera de las asociaciones de la memoria histórica.

A la izquierda Juan Pérez Domínguez, Juan Traba. Fusilado en Cádiz en 1944 "por un rumor". Estaba casado con María Marín Guzmán. Su hija Rosario y su nieta Inmaculada lucharon durante varios años para recuperar su cuerpo de la fosa del cementerio de San José de Cádiz, algo que lograron, como indica la pizarra, en julio de 2006.
A la izquierda Juan Pérez Domínguez, Juan Traba. Fusilado en Cádiz en 1944 «por un rumor». Estaba casado con María Marín Guzmán. Su hija Rosario y su nieta Inmaculada lucharon durante varios años para recuperar su cuerpo de la fosa del cementerio de San José de Cádiz, algo que lograron, como indica la pizarra, en julio de 2006.

SETENILEÑOS EN LA DESBANDÁ. Fue el “Guernica” andaluz, una tragedia mayor que el terrible bombardeo cuyo dolor universalizó el malagueño Pablo Picasso. El 8 de febrero de 1937 se inició la dramática huída de Málaga a Almería, en la que iban muchísimos setenileños que escapaban del avance golpista. Esa carretera era una trampa mortal, bombardeada desde el mar por los buques de guerra “Canarias” y “Cervera” y por aviones alemanes e italianosLas última investigaciones cifran en 300.000 las personas que sufrieron ese ataque indiscriminado contra la población civil en La Desbandá.

LA HUÍDA DE MÁLAGA. Fueron muchos los vecinos de Setenil que huyeron del pueblo por el temor a la represión que siguió al golpe militar y que luego vivieron uno de los momentos más terribles de la Guerra Civil: la huída de Málaga (febrero de 1937), en la que miles de civiles fueron bombardeados por buques de guerra en su camino hacia Almería. En la imagen vemos a María Camacho y Pedro Moreno (mis bisabuelos paternos), que se marcharon del pueblo. A la derecha, una carta con sello de la Cruz Roja dirigida por María Camacho en diciembre de 1937 a su madre, Ana Mingoya, que se quedó en Setenil junto a parte de la familia. Tiene remite de salida en Huércal-Overa (Almería). Tardó la friolera de cuatro meses en obtener respuesta, toda una eternidad en ese período dominado por la barbarie. Una de tantas familias rotas por la Guerra Civil.
LA HUÍDA DE MÁLAGA. En la imagen vemos a María Camacho y Pedro Moreno (mis bisabuelos paternos), que se marcharon del pueblo. A la derecha, una carta con sello de la Cruz Roja dirigida por María Camacho en diciembre de 1937 a su madre, Ana Mingoya, que se quedó en Setenil junto a parte de la familia. Tiene remite de salida en Huércal-Overa (Almería). Tardó la friolera de cuatro meses en obtener respuesta, toda una eternidad en ese período dominado por la barbarie. Una de tantas familias rotas por la Guerra Civil.
UN DEFENSOR DE LOS JORNALEROS EN EL EXILIO. Francisco Pérez Reina era miembro activo de la UGT y guardia republicano, muy estimado por los jornaleros por su espíritu reivindicativo en aquellos años de condiciones tan duras para el trabajo en el campo. Tuvo que huir y estuvo en la Desbandá de la carretera Málaga-Almería con seis hijos pequeños, la mayor de 14 años (Maruja Pérez González). En Valencia falleció su esposa y decidió irse a Portugal. Sus hijos volvieron al pueblo en burro, con la ayuda del padre de Juan Carrasco (entre estos dos linajes se estableció un vínculo muy especial que nos concilia con el género humano en medio de tanta miseria moral), y su cuidado quedó en manos de los familiares que permanecían en Setenil. Vivió en Portugal hasta los años ’60 y cuando pudo regresar a Setenil ya arrastraba un importante problema de salud. En Setenil se el recordará sobreviviendo con su carrito de afilador. Francisco Pérez Reina fue secretario de la Sociedad de Trabajadores de la Tierra “El Porvenir del Obrero” y su firma aparece en la carta que dirigió, el 1 de diciembre de 1935, esta agrupación de Setenil a Francisco Largo Caballero por su liberación. El histórico dirigente socialista llegó a ser presidente español en septiembre de 1936, pero antes fue encarcelado durante 13 meses por alentar la “huelga general revolucionaria”. Foto cedida por ANTONIA VARGAS.
UN DEFENSOR DE LOS JORNALEROS EN EL EXILIO. Francisco Pérez Reina era miembro activo de la UGT y guardia republicano, muy estimado por los jornaleros por su espíritu reivindicativo en aquellos años de condiciones tan duras para el trabajo en el campo. Tuvo que huir y estuvo en la Desbandá de la carretera Málaga-Almería con seis hijos pequeños, la mayor de 14 años (Maruja Pérez González). En Valencia falleció su esposa y decidió irse a Portugal. Sus hijos volvieron al pueblo en burro, con la ayuda del padre de Juan Carrasco (entre estos dos linajes se estableció un vínculo muy especial que nos concilia con el género humano en medio de tanta miseria moral), y su cuidado quedó en manos de los familiares que permanecían en Setenil. Vivió en Portugal hasta los años ’60 y cuando pudo regresar a Setenil ya arrastraba un importante problema de salud. En Setenil se el recordará sobreviviendo con su carrito de afilador. Francisco Pérez Reina fue secretario de la Sociedad de Trabajadores de la Tierra “El Porvenir del Obrero” y su firma aparece en la carta que dirigió, el 1 de diciembre de 1935, esta agrupación de Setenil a Francisco Largo Caballero por su liberación. El histórico dirigente socialista llegó a ser presidente español en septiembre de 1936, pero antes fue encarcelado durante 13 meses por alentar la “huelga general revolucionaria”. Foto cedida por ANTONIA VARGAS.

VIDAS ROTAS Y EXILIO. Conocemos (son muchos más, claro) el caso de cinco setenileños que sufrieron el exilio, que tuvieron que abandonar su pueblo y a sus familias, y que penaron en campos de concentración de Francia y Alemania por culpa del golpe militar franquista. Pedro Domínguez Ramos (Prisionero nº 4876) falleció a los 31 años en el terrible campo de Mauthausen(Austria), donde murieron unos cinco mil españoles. Allí también estuvo preso Juan Velasco Camacho (prisionero nº 6695), que sobrevivió al exterminio nazi. En otro centro de internamiento de Francia, en la playa de Argelès-sur-Mer, encerraron entre alambres de espino y en condiciones inhumanas a unos cien mil españoles que huían de la guerra. Allí estuvieron Cristóbal Andrades, su hermana Maruja y José Ramos González, antes de que los enviaran a trabajar a los Pirineos, donde combatieron a los nazis, siempre con la convicción de que esa lucha devolvería la democracia a España. José Ramos, militante de UGT y padre de nuestra vecina Vicenta Ramos, está enterrado en Pau, donde acabó sus días tras un largo destierro.

La familia de José Ramos en Setenil guarda con cariño la correspondencia que les envió durante muchísimos años, mostrando una exquisita sensibilidad y preocupación por la educación. En Pau vive su íntimo amigo Tobalito Andrades (mi tío abuelo), el último superviviente (tiene 96 años) de los guerrilleros que consiguieron la rendición de los nazis en el valle francés de d’Ossau, lo que significó el cierre de este paso por los Pirineos. Fue un episodio que le hizo merecedor en 2007 de la Medalla de la Resistencia instaurada por Charles de Gaulle. Maruja Andrades también ha fallecido en Tandil (Argentina). En el exilio conoció y se casó con Eulogio Garijo, un joven de Cervera a quien la liberación del campo de Mauthausen en mayo de 1945 salvó de una muerte segura. Garijo comía, cuando tenía suerte, la ración del perro del Capo, sobrevivió a las palizas y a los terribles trabajos de la cantera, a los caprichosos disparos con los que se entretenían los niños alemanes criados en el campamento, a la visión de los presos que se arrojaban contra las alambradas electrificadas para poner fin al sufrimiento. Cuando era como tantos otros casi un despojo humano, apenas un amasijo de huesos y tendones, llegó una patrulla de 23 soldados americanos a ese escenario del horror y le salvó de una muerte segura. Apenas 15 años después, ya instalado en Argentina, hizo una primera visita a Setenil a conocer a la familia de Maruja Andrades.

«PICO Y PALA» EN EL CANAL DE LOS PRESOS.
Los «vencidos» que se libraron de la muerte tuvieron que enfrentarse a duras penas de prisión, que cumplieron en cárceles hacinadas como la del Puerto Santa María, donde en 1940 se amontonaban 5.479 presos y se registró una altísima mortalidad: hasta 318 muertes no violentas ha contabilizado Fernando Romero entre abril de 1939 y julio de 1942. O en trabajos forzados en el Canal del Bajo Guadalquivir, el «Canal de los Presos». Casi 7.000 penados trabajaron entre 1940 y 1962 en régimen de casi esclavitud en esta obra hidráulica de gran envergadura, que cruza siete municipios de Sevilla a lo largo de 82 kilómetros. Mal alimentados, peor tratados, y a razón de cuatro metros cúbicos de tierra diarios, a base de pico y pala. Todo un negocio, por cierto, para algunas empresas. Entre los presos, algunos condenados de Setenil: José Benítez Ortiz, Juan Domínguez Domínguez, Francisco Jiménez Ortiz, Salvador Molinillo Domínguez, José Moreno Ramos, Francisco Porras Barreras, o Juan Zamudio Domínguez. Se conoce que otros presos de la comarca acabaron en el lazareto de la isla de San Simón, una especie de Alcatraz en plena Bahía de Vigo. Otros muchos se vieron abocados al exilio y se parados de sus familias, penaron en la huída de Málaga o sobrevivieron escondidos en la sierra. Algunos, como el «topo» Francisco Beltrán, escondidos durante casi 20 años en su propia casa en las Cuevas de la Sombra.

"El Canal de los Presos", editado por Crítica en 2004, obra colectiva de Gonzalo Acosta, Gutiérrez Molina, Lola Martínez y Ángel del Río. A la derecha una imagen del duro trabajo de los penados.
«El Canal de los Presos», editado por Crítica en 2004, obra colectiva de Gonzalo Acosta, Gutiérrez Molina, Lola Martínez y Ángel del Río. A la derecha una imagen del duro trabajo de los penados.

FRANCISCO BELTRÁN, EL «TOPO DE SETENIL. Paco el Habanero relató la historia de su abuelo Francisco Beltrán en el programa de Canal Sur «Éste es mi pueblo». Durante casi 20 años sobrevivió escondido en la bodega de su casa, el número 14 de las Cuevas de la Sombra. Allí pasó casi emparedado la dura postguerra, hasta que llegó la amnistía del 28 de marzo de 1969. El médico lo visitaba de noche, sin que nadie lo delatara. Su mujer llegó a pedir la paga de viudedad para contribuir al disimulo. En el soberado en el que se ocultaba había un granero, con cabras en el rincón. La Guardia Civil registró varias veces la casa y no lo encontraron gracias a la complicidad familiar. Durante la grave riada de 1949 lo sacaron envuelto en una manta. Murió en 1981.

UNA HISTORIA PENDIENTE. Setenil inauguró el domingo 13 de noviembre el Lugar de la Memoria dedicado a las víctimas de la dictadura franquista que fueron fusilados, encarcelados o que sufrieron exilio tras el triunfo del golpe militar franquista en septiembre de 1936. El emotivo y masivo homenaje, organizado por la asociación de Memoria Histórica de Setenil, comenzó con 60 nombres homenajeados y en vísperas del acto se aportaron cinco casos más de setenileños fusilados en Cádiz: Enrique Anaya Linares, Sebastián Andrades Castaño, José Cabrera Marín, Juan López Moreno, y Francisco Villalón Molinillo. Este monumento ‘inacabado’ pretende ser un punto de partida para la investigación en Setenil, como este mismo artículo, abierto a las aportaciones de los lectores y en permanente revisión.

Aquí podéis leer una aproximación histórica y el sentido del memorial, un monumento 'inacabado' que pretende ser un punto de partida para la investigación en Setenil. Confiamos en que a partir de esta iniciativa se vayan conociendo más historias que todavía siguen en el ámbito privado. Cualquer información complementaria que ayude a salvar los vacíos históricos provocados por el fallecimiento de los testigos y el oscurantismo oficial la podéis enviar por correo electrónico a memoria.setenil@gmail.com o al wassap de cualquier de los abajo firmantes.
Aquí podéis leer una aproximación histórica y el sentido del memorial, un monumento ‘inacabado’ que pretende ser un punto de partida para la investigación en Setenil. Confiamos en que a partir de esta iniciativa se vayan conociendo más historias que todavía siguen en el ámbito privado. Cualquier información complementaria que ayude a salvar los vacíos históricos provocados por el fallecimiento de los testigos y el oscurantismo oficial la podéis enviar por correo electrónico a memoria.setenil@gmail.com.
Un niño observa las placas del Lugar de la Memoria de Setenil, instalado en a la entrada del cementerio de San Sebastián. Septiembre de 2017. Una hermosa y simbólica foto que agradecemos a LANDAHLAUTS.
Un niño observa las placas del Lugar de la Memoria de Setenil, instalado en a la entrada del cementerio de San Sebastián. Septiembre de 2017. Una hermosa y simbólica foto que agradecemos a LANDAHLAUTS.

Abajo, fotografías de los dos historiadores citados: José Luis Gutiérrez Molina y Fernando Romero.

P.D.: Me preguntan por algunos vacíos evidentes que hay en el artículo, como es la historia de aquellos (muchos) que subieron de forma impune a las camionetas para ser fusilados. En privado llegan los ecos de muchos de esos nombres, pero no disponemos de una información precisa ni testimonios directos que nos permitan construir su relato. Nuestro pueblo es, posiblemente, de los municipios de la Sierra de Cádiz con más interés histórico en el período republicano y el posterior golpe militar y, seguro, el más desconocido. La Junta de Andalucía ha publicado el libro “La destrucción de la Democracia. Vida y muerte de los alcaldes del Frente Popular en la provincia de Cádiz”, Santiago Moreno Tello. En este volumen, el propio Moreno Tello dice: “Setenil de las Bodegas, por los motivos que sea, padece de una falta de bibliografía sobre estudios locales como ningún municipio gaditano“. Todos los pueblos de la comarca (Olvera, Alcalá del Valle, Torre Alháquime) han patrocinado o facilitado a los historiadores un necesario trabajo de campo para reconstruir su historia reciente. Setenil es una clamorosa excepción.

Más información en 

«La Segunda República y la Guerra Civil en Setenil.PDF», de Ángel Medina Linares

«65 Rosas para la Memoria de Setenil»

«Una imagen histórica de la destrucción de las iglesias de Setenil»

«13 vecinos de Setenil entre las 200 personas fusiladas en Cádiz»

«El duro exilio de cinco setenileños que sufrieron los campos de concentración»

«Cristóbal Andrades, un setenileño contra los nazis»

«Del campo nazi de Mauthausen a Setenil»

17 comentarios en “La terrible Guerra Civil en Setenil

  1. Enhorabuena Pedro, aún queda mucho por hacer sobre todo para devolver la dignidad y resarcir a todas aquellas personas que de una manera u otra lucharon por la libertad, y que aquello que se llamó Memoria Histórica, y que ahora se va apagando, vuelva a tomar fuerza.

  2. Excelente articulo, completisimo y arbitario, aun asi, fueron mas las victimas, hay muchos como mi abuelo paterno que no le sometieron a juicio, simplemente algunos conocidos le invitaron a montar en una camioneta y lo mataron a las afueras de Torre Alhaquime, supongo que asi habria muchisimos.

    1. Gracias Miguel. Claro que hay muchos más casos, y lo apunto en el artículo: «Queipo de Llano había dictado un bando el 24 de julio de 1936 en el que autorizaba el asesinato de dirigentes obreros y políticos. En privado llegan los ecos de muchas personas de Setenil que fueron subidas a las camionetas para ser fusiladas, pero no disponemos de una información precisa ni testimonios directos que nos permitan construir su relato (…). A partir de marzo de 1937, los Procesos Sumarios de Urgencia sustituyeron a los bandos de guerra. En Setenil se quiso hacer un castigo ‘ejemplar'». Si no hay más detalles es porque, al menos yo, los desconozco. He incluido una postada en el artículo en el que lo explico. Un saludo!

  3. Después de ver el homenaje que se ha tributado en Alcalá del Valle a los represaliados de la Guerra Civil, entre los que figuraba mi abuelo, Julio Pardillo Oliveira, y dos tíos abuelos Antonio y José, hermanos de mi abuela Antonia Dorado Álvarez, a su vez esposa de Julio, me he preguntado por qué en Setenil no se ha hecho algo parecido. El listado de represaliados en Alcalá es impresionante, y la barbarie cometida en Setenil tristemente supera aquellas cifras.
    Sin duda me ha marcado la expresión «pasado por las armas», cruel, sangrienta, miserable, como todos los capítulos de la Guerra Civil que se han querido olvidar, y que según el actual portavoz del PP en el Congreso «solo se han recordado cuando había dinero por medio» (en alusión a las exhumaciones).
    Seguimos en una España que mira para otro lado cuando se trata de hacer justicia, cuando no se respeta la memoria de unas familias rotas por la intransigencia, por la bestialidad, por la criminalidad de unos dirigentes que no pasaron por alto «rumores» para condenar a muerte a un paisano -otra de las barbaridades que se plasman con dureza en el artículo-.
    Excelente Pedro, un trabajo arduo y difícil, que sirve para no dejar en el olvido todas las referencias a nuestra Guerra Civil, de la que los niños en nuestras escuelas casi no saben nada…

    1. Gracias Julio. Nuestro pueblo es, posiblemente, de los municipios de la Sierra de Cádiz con más interés histórico en el período republicano y el posterior golpe militar y, seguro, el más desconocido. La Junta de Andalucía ha publicado el libro “La destrucción de la Democracia. Vida y muerte de los alcaldes del Frente Popular en la provincia de Cádiz”, en el que se recoge la historia del entonces alcalde setenileño, Manuel Gómez Benítez (Volumen 2, páginas 339-349) escrita por el coordinador editorial, Santiago Moreno Tello. Este trabajo lo prologaba el olvereño Francisco Menacho, entonces consejero de Gobernación. En este volumen, el propio Moreno Tello dice: “Setenil de las Bodegas, por los motivos que sea, padece de una falta de bibliografía sobre estudios locales como ningún municipio gaditano“. Todos los pueblos de la comarca (Olvera, Alcalá del Valle, Torre Alháquime) han patrocinado o facilitado a los historiadores un necesario trabajo de campo para reconstruir su historia reciente. Setenil es una clamorosa excepción. Algunos historiadores me han transmitido su asombro por el desinterés oficial en Setenil sobre este aspecto. Yo mismo no he podido acceder todavía (lo intento desde hace meses) al Archivo Municipal, que me dicen que se está reordenando, y se da la paradoja que algunos documentos locales (como el acta de incautación de fincas en septiembre de 1936) los conocemos a través de consejos de guerra obtenidos en el Archivo Militar de Sevilla. Un saludo!

  4. Pedro, mi padre estuvo 17 años preso en la guerra civil. Entre el Penal de Burgos a trabajos forzados y en la cárcel de Mérida. Lo apresaron en la batalla del Ebro en el bando republicano o los llamados ‘rojos’. Apareció en Setenil con 35 años, después dé haber dejado media vida pasando calamidades! Estoy leyendo un libro que se llama «115 días en el Ebro». Aparecen combatientes con nombres y apellidos. Seguro que aparecerá su nombre. ¡Una absoluta barbaridad!

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