
PEDRO ANDRADES
Dedicado a Juan Antonio El Coqui, que crió
a varias generaciones de futbolistas y,
lo que es más importante, de amigos
Ahora que se disputa el Mundial de Brasil habrá que recordar que en Setenil hubo futbolistas que si hubiesen nacido en cualquier barrio de Sevilla, Málaga, Cádiz o Madrid y los hubiesen cogido a tiempo los ojeadores de estos equipos igual hubiesen llegado a figura. Si digo que al menos dos, todo el mundo sabrá quiénes son: José Luis Molinillo, el jugador con mejor planta y más técnica que ha dado Setenil, y Juani el de Vicenta (¡vaya porterazo!), que se codearon en aquellos años finales de los setenta y comienzos de los ochenta con profesionales como el internacional Francisco, Choya, Lobato o Alex, «fichajes» del Sevilla o el Betis que llegaban a nuestro pueblo para reforzar el equipo en los trofeos veraniegos de moda en la comarca. Un maldito resfriado nos privó de ver a un jovencito bético con el 3 a la espalda que se llamaba Rafael Gordillo.
Fueron los tiempos dorados del Higuerón, en los que cada tarde de domingo sabía a Liga comarcal y pipas tostadas de El Retratista, a carrusel con los nombres en el aire de Santillana, Dani, Arconada o Asensi, con Antoñito el Sansón y el Sánchez de finos observadores en la banda. Con la sabiduría y la seguridad que sólo da la afición futbolística, los jóvenes hacíamos cábalas con las clasificaciones de aquella liga comarcal y comentábamos la picardía de Sebastián el Gorrión y su «mano de Dios», los regates rompedores y los centros imposibles del yeyé Ángel Medina, el despliegue en el mediocampo de Ramón el Gorrión y Juani el de Lorenzo, la contundencia del Vilches, los despejes estratosféricos de Manolito el Rubio, los cabezazos de Racero, las decididas subidas de José Guayeja desde el área propia, la rapidez en el lateral de Paquito el Lechero, las embestidas del «Todoterreno» Salvador, la velocidad de Navarro, o las aclamadas «palomitas» de Sebastián El Escarolo. Mi primo Miguel B. Zamudio, el «Buitre de Setenil», siempre podrá decir que le metió un gol a Paco Buyo. Otros nombres que los veteranos recuerdan: Rodrigo Molinillo, Bernabé y Pepe Zamudio, o Cristóbal Rivera.
Aquellos partidos con Alcalá del Valle, Olvera, la Torre, El Gastor, Serrato, Ronda… acababan alguna que otra vez en tanganas multitudinarias Una de las últimas ligas que se disputaron en El Higuerón la ganó el equipo «de verde» (lo vemos abajo) con el apoyo incondicional de una afición encabezada, entre otros, por el añorado Eduardo Hidalgo, que salió a dar la bienvenida al equipo de El Gastor en la Huerta Primera y los convenció de la imposible tarea de ganar el decisivo partido para el que estaban convocados en las Casitas Nuevas… Resultado: Setenil cantó el alirón.





La inauguración en 1985 del campo de tierra del Poli (en un partido contra La Cueva del Becerro que acabó 6-2) le tocó al equipo de mi generación, la primera de las muchas que se «crió» con Juan Antonio El Coqui, la de unos niños que comenzaron jugando partidillos con camisetas blancas y números destartalados de cinta aislante, con porterías imaginadas entre dos piedras en La Higuerilla, en San Benito o en la plaza de la Villa. La antigua portada de la iglesia parecía encargada por la FIFA expresamente para nosotros. Nuestras rodillas llevarían más tarde la marca de los chinos del Higuerón, pero al menos no sufrimos los campos empinados o los arenales de la Venta Leche, donde se improvisaron los primeros equipos encabezados por Tobalo, Pedrín (mi padre), Rafael Corral, Sebastián el de la Justicia o Eulogio, que tenían un estilo de juego muy definido: ¡Todos al ataque! Dicen que mi padre era capaz de rematar de cabeza desde el mediocampo…
Antes que ellos, los veteranos recuerdan un equipo muy competitivo, que incluso se permitía el lujo de «fichar» a algunos peloteros de Ronda. La incorporación más sonada fue la de «La Pepa», un rondeño que asombraba por la potencia de su pegada. Jugaban en un descampado enfrente de La Dehesa. Estos son algunos nombres de esa alineación de hace más de medio siglo: Juan Luna, Pepe el del Alambique, Rafael Durán, Antonio Luis el del Estanco, Juan Marín, Antonio Rodrigo, Salvador Harina, Sebastián y Paco el Gorrión… En la foto que vemos arriba se puede leer la alineación de la temporada de 1950-51, aportada por Antonio Rodrigo: Pepe Marín Ortega, Piaya de Ronda, Juan Marín Hormigo, Enrique Valencia Sánchez, Juan Luna Peña, José Ortiz, Antonio Fernández Pérez, Juan Carlos Rodríguez Morneo, Miguel Ortiz Guzmán, Rafael Durán, Lorenzo Rodríguez Pérez y Antonio Domínguez Tirado en la Dehesa del Pilar. El que aparece de negro es el alcalde de Setenil, José Ortiz.





De nuestra quinta, la de los ochenta, Eduardo Hidalgo era, sin duda, el más completo de un bloque que tuvo sus momentos de gloria local con las galopadas de Juan el Churrero y Cristóbal el Chupa, el genio de José Luis Molinillo, el toque de Pedro Calvente y Ramoncito Sánchez, la disciplina de Sebastián el Sopa y Pepe Linares, la elegancia de Sebastián B. Zamudio (más allá de su flequillo),la fortaleza deSebastián el de la Justicia, las divertidas locuras de Antonio el Caballo, la pasión y las estiradas de Juan el Moro, los amagos del fallecido Antonio El Ratón, las carreras hasta el infinito de Fermín, la fuerza de Francisco el Ditero y Juan Luis Troya, las combinaciones deAntonio el Retratista, la clase de los oriundos Carlos «Platini», Pedro Ortega(el que mejor «cacheaba» y paraba el balón)y su hermano Juanito…Imberbes y anárquicos canteranos que nos buscábamos la vida por nuestra cuenta, que seguíamos a rajatabla la frase del entrenador Alfio Basile: «Yo los coloco bien en la cancha. Los que pasa es que luego se mueven»… Cuando dimos el salto al primer equipo, estuvimos arropados por Leote, Francisco Cedeño, Paquito el Lechero o Miguel B. Zamudio, y aleccionados por Fuentesal y Medina.
Como siempre ha ocurrido en Setenil, las circunstancias de la vida truncaron la proyección local de buenos jugadores juveniles, como Paco el Retratista, la auténtica figura de nuestra generación y estrella del efímero conjunto que montaron los hermanos Cristóbal y Paco «los montejaqueños» como alternativa a los mayores de la época. ¡Cómo tiraba las faltas Paco! Otro tanto ocurrió con chavales que emigraron, como Antonio El Escarolo, al que vemos abajo en la foto de los infantiles de la quinta de mi hermano Joseíto, Sebastián Guzmán, Juani Guayeja, Pedro Marín, los hermanos Antonio Luis, Rodrigo y Javier Domínguez, Juan Antonio Racero, Juani el del Cerro, Sebastián Luque, El Chinorro, Miguel Ruiz, Jorge el de las Calañas, Diego Peña… Y otros de familia setenileña que se criaron fuera del pueblo: El Currichi, que jugó en los juveniles del Bayern de Munich, o Guerrero, que estuvo en las categorías inferiores del Madrid.

En el último equipo que pisó El Poli antes de la construcción del Pabellón Deportivo estaban Rafael Durán, Andrés Villergas, Macario, mi primo Jose Antonio el Piti (quizá el futbolista de mayor altura que haya dado Setenil…), el «incombustible» Paco El Montejaqueño, Juan «Gordillo», José Antonio Cedeño, Antonio Zamudio, El Holandés, José El Palilo, Lebrón, Alonsito y Francisco Javier Sánchez, Sebastián García… Muchos de ellos han recalado en la actual escuadra de jóvenes «veteranos» que intenta mantener viva la afición al fútbol grande, pese al hándicap de ser el único equipo de la comarca que no puede devolver los partidos por las malas condiciones del campo local habilitado en el Instituto. Mientras pueblos como La Cueva, Olvera o Alcalá ya disfrutan de «estadios» con césped artificial, Setenil ni tan siquiera cuenta con vestuarios acondicionados o con una cancha con el suficiente albero para imitar los cortes de balón de Roberto Carlos o Jordi Alba sin llevarte un recuerdo en las pantorrillas.

El Pabellón deportivo obligó a la afición a refugiarse en el «futbito» tras perder el campo grande. Se han celebrado maratones de gran éxito durante los últimos 15 años, con la participación en algunas ediciones de hasta 28 equipos de distintas localidades. Pero, de manera indirecta, también hubo un lado muy negativo: comenzó una travesía del desierto para futbolistas de esa última generación que acabaron jugando en Arriate, y jóvenes que sabían tocar la pelota, como los de la quinta del tristemente desaparecido José Alberto el Palilo, ni llegaron a conocer un campo grande en Setenil.
Durante algunos años, estos jóvenes futbolistas compitieron en la Costa Blanca Cup de Benidorm, comandados por Ángel Medina, Juan Antonio El Coqui, Paco el Montejaqueño y Jesús Robles. Éste era el equipo: Miguel Ángel «El Gallo», Cristóbal Fuentesal, Pedro Jesús Zamudio, Pedro Marín, Sergio Porras, Rafael Villalón, Juan Marín «El cochera», Ismael Robles, Rafael Andrades, Jaime Porras, Samir Zamudio, Rafael Domínguez «El Yamboi», y Bartolo Villalón. Los porteros, José Antonio Marín y Angel Robles. Después vendrían otros chavales con muchas condiciones y talento para el fútbol como mi sobrino José Andrades o David Hidalgo acabaron jugando en Ronda. Hasta siete jóvenes de esta quinta fueron reclutados por Alcalá del Valle para su equipo y los recogían en un autobús en Setenil.


La puesta en marcha de la Escuela de Fútbol y la reciente participación de los niños (y las niñas, como María Sánchez) en el torneo de peñas madridistas de Valdebebas (con 143 equipos de toda España) son una excelente noticia para el futuro del fútbol en Setenil, por lo que significan de compromiso de los padres en la educación de sus hijos en el deporte y porque mantienen vivo un espacio de convivencia colectiva de los vecinos del pueblo. Lo que viene siendo, entre otras cosas, una barra donde discutir y estrechar lazos y compromisos. Después del somero recorrido que hemos hecho por más de medio siglo de historia del fútbol en nuestro pueblo, sólo nos queda desear que estos chavales tengan más suerte que las generaciones anteriores y puedan crecer con un campo acorde con la afición de Setenil por el fútbol.
Si alguno se anima, puede hacer un once ideal de todos los tiempos y completar los últimos años de esta historia de futbolistas de Setenil…




Sebastián Bermúdez Zamudio ha recogido en el siguiente vídeo la experiencia en el Torneo de Peñas de Valdebebas
Hola estoy viendo esto con mi abuelo Juan Marín hormigo que aparece en la foto de la portada. Esta muy contento y algo nostálgico. Dice que de sus amigos no queda nadie vivo cree, el tiene 89 años y vive en Barcelona un día le he de llevar a Setenil que ahun camina muy bien y está más cuerdo que yo. Un saludo y muchísimas gracias por este blog!