

PEDRO ANDRADES
Fotos: MARIO GARCÍA VARGAS
Es el tiempo de la aceituna, de «coger aceitunas», días de madrugón y heladas que no entienden de festivos ni pascuas, y que llegan con la buena noticia de que este año estamos (probablemente) ante el mejor aceite que ha salido de la almazara de Setenil, ese zumo de lechín y marteña (picual), con un puntito de arbequina, que es tradicionalmente el de más calidad de Cádiz (y parte del extranjero). Esta campaña ha contado con la ventaja de una aceituna con poca humedad y una elaboración casi en frío, gracias a la nueva tecnología incorporada por la Cooperativa El Agro. Y, por supuesto, con un trato cuidadoso en la selección del fruto en su camino a la cinta transportadora y en la molienda. Algunos datos para comprender el peso económico y social del aceite en Setenil: esta campaña se espera una producción de unos 2.400.000 litros, gracias a la aportación de un millar de socios (entre Setenil y Alcalá), muchos de ellos pequeños propietarios. En este repotaje fotográfico publicado al unísono con Mario García Vargas sobre el vareo en Los Montecillos, o en el vídeo que acompañan este texto, con la vibradora en pleno funcionamiento en el olivar de La Umbría durante la jornada de la Nochebuena, se aprecia lo mucho que ha evolucionado la recogida de la aceituna y la producción del «oro líquido» desde la fundación en 1959 de la cooperativa, relatada en su blog por Rafael Domínguez Cedeño.

Mario García Vargas da una explicación visual del proceso de recogida de la aceituna en este artículo, en el que cuenta cómo han desaparecido las sábanas y zarandas, sustituidas por los telones y la limpieza de las hojas en el molino.
En el vídeo de abajo podemos ver un detalle del vareo en La Umbría, con las vibradoras en pleno funcionamiento, en la mañana del 24 de diciembre, día de Nochebuena. Las máquinas vibradoras y los “paraguas” simplifican la faena, que aún así sigue siendo muy dura.