
PEDRO ANDRADES
En las ciudades, el otoño se adivina cuando te invade el olor de los apresurados puestos de castañas por las calles, y el invierno cuando se encienden las luces desaforadas que animan el consumo prenavideño. En Setenil el cambio de estación es distinto, y es el dorado de los chopos o la explosión bermeja del primitivo zumaque la que te avisa del cambio de armario. En otro excelente reportaje, Mario García Vargas ha fotografiado con su paciencia infinita ese paso lento del tiempo en Setenil. A él e Isabel María Ortega Castaño le debemos aquella impagable y premiada imagen de las golondrinas esperando la migración en las mañanas frescas de septiembre, el alucinante «Solsticio de Setenil» (661 instantáneas en 27 segundos), o la Luna de agosto en «Plenilunio». Y ahora nos vuelve a asombrar con este prodigio de foto de un Setenil escondido a los pies de la Sierra de las Nieves, la más sorprendente y novedosa perspectiva que he visto en muchos años del entorno natural de Setenil. Tomada desde la Cuesta de la Palma, en el camino hacia Olvera, esta imagen nos da una dimensión de la desaprovechada y estratégica posición geográfica de Setenil, intercalado entre dos emblemáticos parques naturales a los que permanece ajeno.
Mario nos muestra la timidez del Torreón que apenas asoma en la distancia (en su tiempo, antes del bombardeo del siglo XV que lo dejó maltrecho, era un poco más alto), y nos pone delante de los ojos un muestrario de la naturaleza setenileña con esa miríada de chopos, higueras, nogales y olivos que nos acercan a las cumbres cercanas de la Sierra de las Nieves y su emblemático Torrecilla (1.919 metros de altitud). En su artículo, además, nos hace un recorrido estacional por las abandonadas Cuevas Román, el charco de la Viga, los Vaqueros, o Los Caños. Una lección sobre el medio ambiente y el entorno de Setenil que podéis ver completa pinchando en el siguiente enlace de su imprescindible blog «Setenil: Una ventana a su alrededor».
PINCHA AQUÍ O EN LA FOTO PARA VER EL REPORTAJE COMPLETO SOBRE «EL OTOÑO EN SETENIL»

- Mario García Vargas.
Magnifico trabajo.