
PEDRO ANDRADES
Años difíciles, años de silencio, de supervivencia… De los años cincuenta apenas queda testimonio gráfico en Setenil, como si la terrible resaca de la postguerra y el temor a las represalias hubiera cubierto con un manto oscuro la vida de un pueblo en blanco y negro, que cicatrizaba heridas y sobrevivía como podía en esa larga noche de piedra. Sillas de enea, improvisados tendales donde ahora hay veladores de bares atestados de turistas, gallinas orgullosas donde hoy aparcan los coches vanidosos, vecinos sentados al fresco de un río rebelde que sólo unos años antes, en 1949, se cobró la vida de un setenileño y sembró el miedo en la existencia de esas vecinas que miran desconfiadas a la cámara de Julián Alonso Rodríguez.
En 1954, este fotógrafo y catedrático manchego recorrió media España y reparó en esta calle cubierta por una visera natural de roca donde habitaban los hijos del agobio, gente abrumada por la claustrofobia de la cueva y por el silenciado rumor de historias dolorosas que, todavía hoy, sólo se cuentan a media voz en la barra de los bares. De esta década apenas hay fotos, como si nadie quisiera recordar lo que ocurrió en unos años en que algunos comenzaban a recogerse los harapos de la camisa y en los que una nueva generación nacida con la guerra miraba más al futuro que al pasado.
Esta fotografía se suma al hilo testimonial de los grandes fotógrafos que recogieron en sus cámaras la fascinación por Setenil: Nicolás Muller, Campúa, Ortíz Echagüe, Enrique Romero de Torres, y, principalmente, Antonio Sánchez y el rondeño Miguel Martín.
P.D.: Si alguien conoce a las personas que aparecen en la foto, por favor que nos lo haga saber a través de un comentario en el artículo o enviando la información al correo andrades.pedro@gmail.com
Preciosa, curiosa y cargada de detalles la instantánea Pedro, una foto interesante por su contenido y fecha, gran hallazgo.
Un gran saludo.
Las 2 casas de frente de la mujer la 1º de Joaquin el Barbero y la2º Pepe Porras un saludo .
Gracias!