
PEDRO ANDRADES
Setenil estrena horizonte desde este verano, renueva su particular «skyline». Hasta la afortunada eclosión de las Cuevas del Sol y de la Sombra, esta imagen del Lizón ha sido la más conocida representación del pueblo, que se repetía en la mirada fotográfica de Miguel Martín o Antonio Sánchez. Un «marco incomparable» que recuperamos en este artículo con una antología histórica de fotos, desde aquella primera vista de Setenil que recogió en 1564 el «Civitates Orbis Terrarum» (la más elocuente descripción de cómo era Setenil hace 450 años la podéis leer aquí), y que se ha repetido casi de modo instintivo hasta en los dibujos de los niños.
Esta imagen «limpia» del perfil urbano de Setenil no se veía desde que hace 15 años comenzaron las obras del Torreón, cuyo estado de conservación era lamentable. Aquí radica la novedad más evidente: siempre conocimos este edificio militar en el estado ruinoso que lo dejó el definitivo asedio cristiano de 1.484 y, ahora, recupera su estructura original nazarí, que data del siglo XIII, y luce una cubierta rematada. En paralelo, se rehabilitó un amplio tramo de la muralla, y, durante los dos últimos ejercicios, se han sucedido los andamios en la trasera de la Iglesia de la Villa. La recuperación de la fortaleza medieval ha sido un acierto, la mejor apuesta local en las dos últimas décadas. Quizá, también, la única de envergadura.
El trabajo del arquitecto, Fernando Visedo, que ha despertado polémica con algunas de sus decisiones, ha aportado en su conjunto sentido histórico, armonía y buen gusto a la transformación de los dos principales monumentos de Setenil, el Torreón y la Iglesia de la Encarnación. Ésta es mi opinión, que sé que no comparte gente a la que aprecio y a la que cuesta hacer la digestión emocional de estos cambios. Lo iremos razonando, al igual que explicaremos que la recuperación de estas joyas arquitectónicas no puede significar el olvido del principal atractivo exterior de nuestro pueblo: las cuevas, la roca, esa vida tosquiza de la que hablan una y otra vez en la prensa internacional sin que en Setenil se preste la más mínima atención oficial a un fenómeno único. Mientras tanto, disfrutemos del nuevo horizonte de Setenil y del recuerdo que nos dejó el tiempo de esa imagen identitaria del pueblo.






- En la Biblioteca Nacional se conserva el libro-atlas «Les delices de l’Espagne & du Portugal», de Juan Álvarez de Colmenar y Pieter van der Aa (Leiden, 1707). En dicha obra figuran grabados de muchas poblaciones españolas, entre los que se encuentra Setenil de las Bodegas. En realidad está inspirado en otro de 1564. Así era Setenil unos 80 después de que fuera conquistado por los Reyes Católicos. Una lectura detallada de esta imagen la encontraréis en «Así era Setenil hace 450 años» http://bit.ly/QeiMh5


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